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¡Brevet de Aviador Militar, una ilusión hecha realidad!

  • Foto del escritor: Luis Alberto Briatore
    Luis Alberto Briatore
  • 8 ago 2020
  • 5 Min. de lectura


¡Que hermoso es recordar este momento inolvidable! Mientras esperaba pacientemente, observaba extasiado que mis compañeros que pasaban de a uno a recibir el brevet de Aviador Militar. El Instructor perforaba con una fina aguja la camisa celeste, finalizando el acto sublime al girar la traba metálica, instante en que las alas de cóndor se posaban en un pectoral trabado, lugar en el que quedarían para toda vida.

Frente a mis ojos se presentaba una poderosa imagen, la que hizo retroceder repentinamente el pensamiento al lejano pasado. De inmediato comencé caer vertiginosamente por un largo y angosto túnel del tiempo. El alma viajaba velozmente con dirección a la inocente niñez ¡El momento del aterrizaje no podía haber sido mejor!, cuando se gestaba la más fascinante pasión de mi vida, la adoración por los aviones.

Alucinaba estar en el aire a bordo de una nave voladora imaginaria, en la que desde las alturas y a una rápida velocidad recorría el cielo sobrevolando lugares de fantasía.


Por muchos años, gracias a una mente creativa, en solo un simple cerrar de ojos, lograba pilotear una ilusión que no paraba de ascender a medida que iba creciendo.

Durante un tiempo prolongado mantuve la firme convicción de llegar a navegar un cielo azul, el que por fortuna supo esperarme pacientemente.

Al llegar el momento de cristalizar lo que tanto había esperado, frente a mí se presentaban varios caminos, la mayoría imposibles de cumplir. La ayuda en este momento decisivo vino del cielo, un aliado que nunca me abandonó.

Surcar el firmamento, evidentemente no es para todos. Mantener ese objetivo a través del tiempo, es uno de los principales requisitos en el esfuerzo por intentarlo. Condiciones innatas para dominar al más pesado que el aire, es un don que ilumina solo a pocos, y además, se debe contar con la suficiente entereza para superar diferentes dificultades a lo largo de un extenso camino.

Cada Piloto se focaliza en diferentes objetivos o gustos al decidir enfrentar esta fascinante aventura. Algunos se conforman con disfrutar en ver a sus pagos desde el aire, otros, saldan una deuda pendiente de larga data cumpliendo un sueño inconcluso, unos pocos audaces los entusiasma revolcarse en el aire animándose a la ejecución de maniobras acrobáticas, los más arriesgados siguen el contorno de verdes praderas pegados a los sembradíos en vuelos de fumigación, un gran grupo aspira a observar más allá del horizonte y desde las alturas, navegando por los cielos del planeta al comando de un avión de línea, también, están aquellos que sienten una profunda vocación por defender a la Patria surcando a lo ancho y a lo largo el firmamento nacional.


Pertenezco con orgullo al último grupo, que no es mejor ni peor que los otros, ya que si bien, individualmente volamos en entornos y con objetivos diferentes, existe un tesoro que pertenece a la comunidad de Pilotos, el que simboliza la unión entre nosotros y se lo llama muy acertadamente “espíritu de vuelo”, paraguas que cubre a todos por igual y con el que nos sentimos identificados.

No importa en qué lugar del globo terráqueo nos encontremos, compartimos idénticas vivencias y sentimientos aunque estemos al mando de diferentes tipos de aviones. Podemos comunicarnos perfectamente mediante un idioma universal sin hablar la misma lengua. Empleamos idénticos códigos sin habernos visto en la toda la vida. Los que surcamos los cielos del planeta, definitivamente contamos con un ADN específico, el que nos distingue de cualquier otra profesión.


Si hay algo que adorna la vida de un Piloto, son las anécdotas, también algunas vivencias difíciles de poder creer y hechos que despiertan el asombro de propios y ajenos. Se trata de una huella personal sobre la que se construye una rica y entretenida historia digna de ser contada, compuesta por momentos memorables que con el correr del tiempo van aterrizando en un enorme cajón de los recuerdos, los que pueden ser desempolvados y ser resucitados en el momento que más creamos conveniente.


Un hito para no olvidar

Como Aviador Militar guardo muchos episodios gratos en la mente, pero uno en particular es mi preferido por lo simbólico. Ese momento ocurrió cuando alcancé el objetivo más deseado, el que marcaría el inicio de una vida dedicada a la defensa de la Patria al mando de un avión. En aquel trascendente acto, recibimos merecidamente el “Brevet de Aviador Militar”.

Al bajar la cabeza y observar en el pecho esas hermosas alas doradas unidas por los colores celeste y blanco, lo primero que sentí fue orgullo por lo logrado. El deseo de toda una joven vida cristalizado en ese preciso instante, fruto de la impronta personal, de una familia que apoyo incondicionalmente y de otros muchos que colaboraron en una formación totalmente integra. 

Desde ese instante irrepetible, comencé a valorar de otra manera el pertenecer a una Institución tan gloriosa. En ese trascendente hecho, tomé real conciencia de haber sido elegido para defender los cielos de la “Patria”. 

Superado un año muy duro, quedó atrás la terrible incertidumbre de no saber si luego de años de sacrificio cumpliría con el gran objetivo y sueño a la vez, ser “Aviador Militar de la Fuerza Aérea Argentina”. 

Es un día memorable en el que ocurren varios hechos trascendentes en pocas horas: recibía el sable egresando como Oficial y era notificado del primer destino a una Unidad Operativa.

A pura emoción, la mente volaba a velocidad supersónica. Trata de procesar todo lo que estaba sucediendo, pero no lo podía lograr. Buscaba desesperadamente una pausa, y cuando encontré un momento de silencio, clavé la vista en el infinito, e imaginé un futuro colmado de ilusiones que me llamaban.

Nacía la posibilidad de formar parte de un Escuadrón Aéreo Operativo, hecho que tomé conciencia cuando las alas de cóndor aterrizaron en un pecho que sería su nido por siempre.

Con solo 20 jóvenes años, vivía un presente hermoso y lleno de expectativas. A partir de este trascendente día, tenía el deber de cumplir con el juramento sagrado, de dar testimonio acerca de lo aprendido, obrar conforme a nuestros valores, ser un ejemplo en el actuar y estar por siempre al servicio de la amada bandera.

En esta recordada fecha, junto a una veintena de entusiastas compañeros de la Promoción 47, fui asignado al primer destino. El rumbo marcaba la cuna de la Aviación de Caza, la IV Brigada Aérea, situada en “El Plumerillo”, Provincia de Mendoza. Tierras impregnadas de historia escrita por precursores de la aeronáutica nacional.

Allí nos esperaría una bienvenida inolvidable, siguiendo al pie de la letra las ricas tradiciones cazadoras.

En poco tiempo gritaría por vez primera y con muchísima fuerza, esa frase que nos identifica y acompaña siempre a todos los Pilotos de Combates: “NO HAY QUIEN PUEDA”.


UN SENTIDO HOMENAJE El pasado 5 de agosto ocurrió un hecho muy triste para el mundo aeronáutico, nos dejó un grande de la aviación de caza, un valiente halcón, el Capitán de la Fuerza Aérea Argentina Gonzalo Fabián Britos Venturini “Bicho”. Trágico desenlace que tuvo lugar luego de eyectarse cuando se encontraba a los comandos de un A-4AR Fightinghawk. Apasionado Piloto de Combate, brillante profesional y bellísima persona. Lamentamos y lloramos tu temprana partida, te vamos a extrañar y mucho, principalmente al no verte surcar los cielos de la Patria como lo hacías con tanta pasión y maestría ¡Tú habitad preferido! Con seguridad querido “Bicho”, que Nuestra Patrona, la Virgen de Loreto te recibirá en el firmamento que fue y será siempre tu hogar preferido, donde desde lo alto velarás con la bondad que te caracteriza por todos nosotros. !Que brille para vos la Luz que no tiene fin y que seas el faro que guíe la vida de muchos jóvenes, los que siguiendo tu ejemplo de vida, con seguridad caminarán hacia un destino más justo! Te despido con una frase que te encanta, y gritaste en infinidad de oportunidades con impresionante fuerza, como buen cazador que sos: “NO HAY QUIEN PUEDA HALCÓN” Q.E.P.D




 
 
 

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