¡Ojos bien grandes que no dejan de cuidarnos!
- Luis Alberto Briatore
- 4 ene 2020
- 14 Min. de lectura
Actualizado: 10 oct 2020

Gran parte de esos fans que deliran viendo volar un avión de combate, piensan en un piloto al mando autosuficiente, que se lleva todos los laureles haciéndolo todo solo al operar esas increíbles y casi perfectas máquinas de combate voladoras.
Lamentablemente y con todo el dolor del alma, les tengo que confesar cuán equivocados están, la realidad es muy distinta.
Como piloto de combate, pude disfrutar por muchos años de un tipo de vuelo con características increíbles, gran parte de mi carrera operativa dentro esta especialidad transcurrió sentado dentro de un reducido habitáculo, bien atadito, rodeado de arneses que me sujetaban y totalmente solo, pero con una particularidad: !realmente nunca estuve en soledad !Les debe sonar raro esto último que salió en rima, pero es pura realidad, ¡y a las pruebas me remito!
Tomaré como ejemplo un día de actividad normal para poder demostrarlo: desde muy temprano, y luego de colocarnos ese buzo de vuelo lleno de cierres y escudos o parches, a lo largo de todo el día, desde que me paro frente al plan de vuelo para ver con quien vuelo, hasta finalizar la actividad aérea prevista y volver a nuestro hogar, estamos acompañados de uno o más camaradas que hacen posible cumplir con eficiencia la misión que nos fue asignada.
Seguramente se estarán preguntando: ¡Este tipo esta súper loco!, ¿de que me habla?, ¡si nadie lo acompaña, vuela en soledad!
A lo largo de esta hermosa carrera, tuve dos familias, con las que logre realizarme como persona y con quienes alcancé la anhelada felicidad, una de ellas es la formada junto a mi esposa y 4 hijos, la otra, mucho más numerosa y completamente heterogénea, integrada por camaradas híper profesionales, y sobre todo, buenas personas, que hicieron, hacen y harán, todo por nuestra bandera, y con los que gustosamente tuve la fortuna de trabajar en equipo, aprendiendo mucho de ellos durante más de 3 décadas de vida la gloriosa Fuerza Aérea.
Para demostrar lo importante y numerosa que es esta segunda familia, totalmente aeronáutica, emplearemos como punto de partida, los momentos previos al vuelo como caza interceptor, desde el instante mismo en que damos por terminado un sustancioso y detallado briefing sobre el vuelo que tenemos asignado, reunión compartida entre pilotos y radaristas.
Desde este momento en donde se inicia la actividad diaria, no paramos de recibir gestos que se van trasformando en afecto profesional, una fórmula que se ha perfeccionado en el tiempo, mezclando la calidez en el trato, confianza en el actuar y la necesaria dosis de seguridad.
En este proceso totalmente aeronáutico, intervienen diferentes tipos de actores, los que se van sucediendo, hasta llegar a la meta, o mejor dicho, al objetivo final. Similar a lo que sucede en un juego, pero este es muy particular, aquí no tiene lugar el azar, todos están perfectamente preparados y concientizados para cumplir con su función, los se esfuerzan por mejorar sin que nadie los controle, a medida que avanzamos de casillero, movidos por un único incentivo, el que dista mucho de lo material, y es nada más y nada menos, que hacerlo por la celeste y blanca, algo que vemos como extraño en la sociedad que nos rodea, pero les puedo asegurar, que en este mundo donde todo gira alrededor de un avión, predestinado a defender el sagrado suelo patrio, realmente existe, !yo lo viví, se los juro, no me lo contaron!
La Sala de Supervivencia
Llego el momento de vestirse como un verdadero guerrero, preparándonos para el combate, donde debemos llevar solo lo justo y necesario.
Todo comienza con la personalizada asistencia por parte de los muchachos de la “Sala de Supervivencia”, son los que nos entregan un equipo de vuelo totalmente impecable, un traje anti “G” y chaleco de supervivencia bien entallado a nuestro cuerpo, un casco con la máscara chequeada y perfectamente limpia/desinfectada, con ambos visores inmaculados. En distintas partes de nuestro atuendo, llevamos más accesorios de los que se puedan llegar a imaginar, el motivo, en caso de tener que eyectarnos los necesitamos para poder sobrevivir en un medio hostil, tanto si caemos sobre tierra o en el agua, estos componentes pueden variar de acuerdo al tipo de ambiente en que nos encontremos volando. Con este equipo debemos sobrevivir hasta que llegue el tan ansiado rescate. Es fundamental que cada elemento esté en condiciones de ser utilizado, muchos de estos componentes tienen vencimiento, además, otros hay que chequear su funcionamiento antes de cada vuelo, como sucede con las válvulas de oxígeno de la máscara, radio de emergencia, radio baliza, y principalmente los que forman parte del completo equipo de supervivencia, tanto el que llevamos encima del chaleco salvavidas, como el que se encuentra prolijamente dispuesto debajo de nuestro trasero, en el asiento eyectable.
¡Los muchachos de mantenimiento son de fierro!
Con casco en mano, caminamos relajados charlando temas variados hasta la Primera Línea, a medida que nos acercamos, un espectáculo muy operativo nos impacta positivamente. Una decena de aviones, estacionados prolijamente, uno al lado del otro, están listos para volar, gracias a la labor de todos esos muchachos de “mameluco azul” dedicados al mantenimiento, agrupados en diferentes especialidades, los que trabajaron H24 para que a cada máquina infernal le funcione todo, saliendo a volar con una total tranquilidad.
Somos verdaderamente unos afortunados de tener a un ladero que no se despega de nosotros, supervisando todo lo que hacemos.
Al avión lo chequeamos acompañados con un socio de lujo, un incondicional, “El Mecánico” de la Primera Línea. Mientras el piloto va revisando distintos ítems de la inspección exterior o walk around, este gran profesional supervisa todo ¡no se le escapa una!, y si nos pasamos por alto algo, él lo remarca de manera muy respetuosa cumpliendo con el rol del doble chequeo. A medida que vamos avanzando, cierra tapas, saca pines de seguridad, verifica pérdidas de fluidos, observa detalles que solo él conoce y va siguiendo la evolución dentro de la tolerancia, de su hijo dilecto.
La asistencia es más personalizada aún cuando estamos en el cockpit, sentados en el salvador asiento eyectable: nos alcanza el casco, abre la válvula del necesario oxígeno, conecta el anti “G”, nos acomoda el correaje de los arneses y riñonera, y como si esto fuera poco, saca unos cuantos pines de este sillón negro metálico parecido al de Frankenstein, dejándolo listo para utilizarlo si fuese necesario, todo, con el solo objeto de estar más que cómodos y seguros en nuestro habitáculo al momento de estar en el aire.
¡Les informo, este servicio 5 estrellas no termina aquí!, continúa luego de la puesta en marcha. Desde el momento en que comienza a circular aceite, combustible e hidráulico por esas venas hechas de cañerías, chequea meticulosamente que no haya ni una mínima pérdida, y si algo llega a fallar, alertados ante una indicación del piloto, indica cual es el problema, y un ejército de especialistas saltan en segundos sobre alas y fuselaje, al mejor estilo de boxes en un equipo Formula 1, ¡solucionando lo que venga y como sea!, abriendo tapas, cambiando un o más componentes, metiendo mano donde es necesario o aportando una indicación al piloto a través de una seña salvadora, y de esta manera tan particular, nuestro caballo volador de metal, parte a cumplir con su misión ¡si o si!, despidiéndolo con la satisfacción del deber cumplido.
El armero, ¡una raza distinta!
Especialidad a la que no todos conocen en profundidad. Trabajan todo el año juntitos bajo un mismo techo, en un ambiente aislado del resto de las especialidades, rodeados de lo que aman y cuidan, manteniéndolos en perfectas condiciones de uso: cañones, espoletas, porta bombas, lanzadores, bombas y misiles. Tienen un perfil bajo mezclado con humildad, trabajan todo el tiempo esclavos de los vencimientos calendario y diferentes mantenimientos preventivos, sin que nadie lo note.
¡Gente ruda si las hay!, es habitual verlos moviendo y levantando elementos pesados mediante el uso carros de distintas clases. Cuando la operación los llama, trabajan de sol a sol y a la intemperie, sin importar la rigurosidad del clima. No existe persona más feliz cuando comienza una campaña de tiro, y se ponen más contentos aún, cuando se consumió todo lo planificado. Tienen el privilegio de ser los últimos en despedirnos antes de salir a volar, esto sucede un lugar muy particular, la cabecera de pista y esto sucede momentos antes del despegue. Para tranquilidad del Armero el piloto coloca la manos bien arriba y a la vista, movimiento de nuestros brazos que asegura no tocar nada mientras ellos estén debajo del avión conectando fichas eléctricas y sacando pines. De repente, desaparecen de nuestra vista deslizándose bajo el avión, arman los cañones dejándolos listos para tirar, sacan los pines a las espoletas de bombas y misiles quedando en condiciones de ser lanzados. Aparecen repentinamente, como salidos de una galera de un mago, se paran al costado de nuestra cabina mostrando pines, y con el pulgar arriba, nos indican: avión armado, ¡listo para cumplir con éxito la misión!
Estos combatientes del fuego dicen presente cuando alguna flama traviesa aparece de repente en el avión.
Parados como Granaderos durante horas, resintiendo en muchas oportunidades la rigurosidad del clima, ubicados generalmente detrás de la cola de cada avión al momento de poner en marcha, en cercanía del más probable foco de incendio.
Cuando fuego asoma en el lugar y momento menos pensado, desde la puesta en marcha o luego de aterrizar un avión en emergencia, los de traje antiflama siempre atentos, actúan de inmediato, representando con orgullo al valioso llamado en nuestro mundo aeronáutico: Servicio Contra Incendios.
Los Controladores de Torre hacen su presentación antes de romper inercia.
Antes de intentar movernos por el caliente o frío asfalto, con alegría, nos da la bienvenida una voz amiga, el “Operador de Torre”. Es una grata compañía que tenemos durante gran parte del vuelo, dirigiendo con autoridad el tráfico aéreo, atento a requerimientos de todo tipo, evitando demoras y dando criteriosas prioridades ante una emergencia o incidente, con micrófono a la mano, ¡ellos siempre están! En nuestras historias personales aeronáuticas, los pilotos de combate, compartimos muchas horas en amenas mateadas, que nos arreglamos para hacerlas sin descuidar el cumplimiento del servicio. Frente a nosotros, una postal típica y privilegiada, la pista que tanto nos une e identifica, cumpliendo su importante labor en un permanente estado de alerta, siempre atento y vigilante a lo que pueda acontecer. Todos lo que sucede registra de 2 maneras, mediante unas coloridas fajas de papel, y mediante un grabador que escucha y guarda todo.
Nos conocemos tanto que con solo escuchar la voz en frecuencia llegamos a identificarnos, esto sucede cuando salimos al aire “fuerte y claro”(típica frase aeronáutica) con nuestro timbre único y característico, preguntando: “Es el Láser”? / Afirma, Pepe opera?, / Yesss , y seguramente que algún chiste o comentario rompe la monotonía y alegra la frecuencia!!! Como verán, este es uno más de los tantos submundos que forman parte de esta gran familia aeronáutica y que no tantos conocen.
El Director de Vuelo
Ubicado en la Torre de Vuelo, se encuentra un individuo que brinda asistencia cuando hace falta, llamado en nuestra tan particular jerga: “Director de Vuelo”, se trata de un piloto del sistema de armas que en esos momentos encuentra volando. El requisito para ocupar este importante puesto: es contar con la suficiente experiencia para prestar apoyo ante una situación de peligro, el que solo interviene en temas específicos sin interferir con la autoridad del Operador de Torre, ¡solo lo hace cuando las papas queman y coordinadamente!
Si algo grave sucede, en cuestión de segundos, el dedo mágico presiona el botón rojo haciendo sonar la ruidosa alarma, activando los servicios que se encuentran en alerta.
Apoyo ante una emergencia en pista
Un trencito, y no es precisamente el de la alegría, hace su aparición en la pista: carros de bomberos, ambulancia y equipo de intervención rápida. A todos se los puede observar a un costado de la pista, esto sucede inmediatamente luego de hacer sonar la alarma desde la torre de vuelo, en momentos que un avión se declara en emergencia. Siempre atentos a intervenir inmediatamente, en un rápido apoyo a ese avión que viene herido ante la falla de algún sistema o averiado fruto de distintos casos fortuitos que suceden de vez en cuando en esta dinámica actividad.
Sin comunicación no hay operación
Otros forjados del trabajo sobre el terreno, son los adelantados en cualquier clase de despliegue operativo. Embarrados, polvorientos y sudados, fruto de una labor ardua y dura en el campo, donde se sienten a las anchas. Son autónomos para moverse, desplazándose con soltura en sus propios medios. Con frío o calor, con lluvia o con viento, son los verdaderos off road de la Institución.
Tener unas buenas comunicaciones, facilita y contribuye en gran medida al éxito de cualquier operación. Cuando desplegamos fuera de nuestro lugar de operación habitual, todos los que forman parte de este gran circo, debemos estar bien comunicados, ¿Porque?: necesitamos saber de antemano cómo solucionar un problema o enterarnos de una novedad que puede alterar lo planificado, o cuando nos encontramos listos para un despegue en alerta y debemos reaccionar de inmediato ante el ingreso de una amenaza a nuestro territorio nacional, o también, cuando un señalador de objetivos infiltrado en territorio enemigo, nos refiere que blanco debemos abatir. Ellos lo hacen posible, los llamamos afectuosamente: “Los Comunicantes”, otro de los importantes eslabones insustituibles en la operación !no se ven, pero siempre están!
Son los Rambo de la Institución
Tanto el personal como los medios aéreos y de apoyo, tienen un gran valor estratégico, y perderlos, se hace casi imposibles sustituirlos en el fragor del combate.
Camuflados, con equipos especiales y armados hasta los dientes, donde nadie los ve, estos fornidos muchachos de Seguridad y Defensa, son los encargados de custodiarnos en todo momento.
Los ojos de la Caza Interceptora
Una vez que despegamos dejando la zona aledaña a la base de asiento o de despliegue, pasamos bajo el control de alguien muy importante en la vida del Caza Interceptor. Son los que nos guían con maestría a enfrentamos contra un enemigo hostil al que demos derribar, o nos indican cómo evitar un desagradable encuentro con agresores, y cuando el combustible no sobra, llega el alivio. mostrando el camino más corto libre de peligros hasta llegar a la base.
Son nuestros ojos, los que no solo miran al frente, sino también, a nuestras espaldas, ¡lo ven todo! Nos estamos refiriendo a los “Controladores u Operadores de Radar”, nosotros cariñosamente los apodamos: “Radaristas”
Es gente muy forjada, los que juntos a sus Mecánicos reúnen características que los distinguen dentro del concierto de las distintas especialidades:
· Lo que se rompe siempre lo arreglan en el momento ellos mismos.
· Los tiran en cualquier lugar, y sobreviven como y donde sea.
· No se los ve, porque siempre buscan estar bien camuflados.
· El habitad natural de estos muchachos se llama shelter, se trata de un hogar metálico con forma de contenedor, donde operan a muy baja temperatura, particularidad que es al solo efecto de preservar esos potentes y sofisticados equipos, los que general elevadas temperaturas.
· El guiado lo efectúan en una oscuridad absoluta, el motivo, ver mejor y no perder detalle en esas inmensas pantallas.
· Es la vos que nos apoya en momentos decisivos y críticos, algo que no es menor y valoramos mucho.
Para saber un poco más acerca del Radar de Vigilancia haremos una sencilla reseña: Normalmente una avión de caza está equipado con un radar que detecta hacia arriba y hacia abajo con una cobertura entre 60 y 70 grados hacia adelante del avión, se trata de radares de corta y mediana distancia, varían el alcance entre 60 a 150 km, mientras que un radar 3 D de vigilancia (suministra información de cobertura en las 3 dimensiones: distancia, altura y velocidad) ofrece una cobertura de largo alcance de 360° hasta una distancia de 470km, dependiendo de la altura que vuele el blanco.
Resumiendo, de este binomio, Piloto-Operador Radar depende en gran parte el éxito de la operación cuando se trata de interceptar aviones cursores, o brindar cobertura de defensa a un paquete de avión en camino al objetivo.
Cuando operamos bajo control radar, sabemos que estamos vigilados y cuidados, esa confortable condición, nos trasmite tranquilidad, permitiendo aprovechar de mejor manera nuestra potencialidad. No es lo mismo entrar a un combate con inferioridad de condiciones que hacerlo con ventaja, ¡y son principalmente ellos los que nos pueden dar ese necesario plus!
Los que acuden a rescatarnos
Si hay un avión en el aire, siempre existe un equipo de profesionales en alerta por si ocurre una eyección. Un piloto de helicóptero, un par de pararescates muñidos de un paracaídas y un médico, se encuentran atentos y vigilantes a la espera de lo peor. Una vez ubicado el lugar del accidente, actúan y asisten de inmediato a ese piloto que cayó en el territorio propio o enemigo, seguramente mal herido, shockeado y a muchos kilómetros de la Base.
Como experiencia personal, pude experimentar en carne propia un recate de este tipo. Mientras me encontraba colgado del paracaídas e iba volviendo a la conciencia, lo primero que recuperé luego de una violenta eyección donde uno navega por el aire en estado de semiinconsciencia, fue el oído, y el primer sonido que escuché en ese segundo nacimiento fue el del helicóptero que venía a rescatarme. Fue la primera prueba de que estaba vivo, la tranquilidad y la paz invadió mi alma, volvieron de repente las esperanzas de vivir, esto sucedió momentos antes de impactar contra el duro piso. Esta es la sensación de mucho alivio, ¡la que nos dan los que casi nunca salen, pero cuando los necesitamos, siempre están!
La compañía más cercana se encuentra al lado nuestro, en vuelo
Lejos de nuestra base, navegando hacia el objetivo, o volando inmersos en un manto de nubes donde se ve muy poco y no queda otra que formar bien cerquita siguiendo a muerte al guía, agarrado con uñas y dientes, o en una misión real donde debemos manejar el temor de perder la vida, ante el riesgo de no ver nunca más a los que más amamos, nos debemos apoyar entre todos.
Para ser más gráfico, recurriremos a una comparación del reino animal con el vuelo en conjunto que realizan habitualmente los aviones de combate. Nos referiremos al caso especifico de cómo lo hacen las aves migratorias, todas vuelan bien juntitas y cuidándose entre ellas, basándose en un comportamiento que las y nos caracteriza, el que podemos resumir en 4 claves, aplicables no solo a nuestra actividad, sino también, a muchas actividades de sus vidas:
1. Repartir las tareas en forma sistemática: para que una Escuadrón cumpla un objetivo con éxito, es necesario repartir las cargas, se trata de una premisa esencial.
2. Reconocimiento de la individualidad: Cada piloto es único pero llegaremos más lejos y sobreviviremos todos, solo si nos encontramos bien unidos.
3. Sentido de la orientación: esta Escuadrilla va a tener éxito, solo en la medida de saber a dónde queremos llegar.
4. Es necesario contar con un líder, el que debe predicar con el ejemplo: No existe un liderazgo que solo se sostenga en la palabra, para liderar hay que saber actuar. El líder en cada vuelo nos ordena para ser más eficientes, sentimos en todo momento que vigila y protege a la Escuadrilla, buscando por todos los medios cumplir con el objetivo, y luego volver a casa sanos y salvos. Finalmente, el Jefe de Escuadrón es el responsable de evitar por todos los medios, que haya un comportamiento toxico que contamine y atente el necesario trabajo en equipo.
Si bien estamos solos en una cabina de reducidas medidas, al volar de 2,3 y 4 aviones, en Sección o en Escuadrilla, el solo hecho de formar parte de esta agrupación de aviones, una vez que las ruedas se alejan del piso ¡sucede algo de no creer!, los fuselajes que nos contienen, desaparecen por arte de magia, y pasamos a formar un grupo unido, un equipo indestructible, donde sin importar la jerarquía, ni la experiencia, todos nos ayudamos, lo que podemos llamar solidaridad profesional. El caso más extremo sucede durante una emergencia, o cuando un camarada se acaba de eyectar, el padre de esa manada voladora, apelando al instinto paterno que portan sus genes cazadores, trasmitidos por generaciones, queda solo en la vertical cuidando al pichón caído, buscando la mejor manera de guiar a los equipos de rescate en su ayuda. Volando en círculo, con las alas bien abiertas, a la mínima velocidad, mientras lo sigue protegiendo, haciéndolo hasta el mismo momento que esté a salvo. Solo la indicación de mínimo combustible puede obligarlo a alejarse, sin que sea causa de mantener la angustiante preocupación que nunca termina, solo hasta tener la seguridad que el miembro de su Escuadrilla fue recuperado, sano y salvo.
Resumen
Cómo habrán podido apreciar, los que volamos un avión de 1 plaza, nunca estamos solos, y lo positivo, es que mientras cumplimos con la misión nos encontramos siempre junto a una muy buena compañía que nos ayuda a seguir adelante.
Seguramente muchos miembros de esta gran familia, han quedado afuera de este acotado relato, ¡les aseguro que fue sin intensión!
Todos formamos un excelente equipo donde cada individuo es importante, los que nos encontramos interactuando bajo un mismo techo, llamado Fuerza Aérea Argentina. A medida que nos enteramos la forma de trabajar y la preparación de cada miembro de nuestra institución, vamos encontrando sentido a ese gran interrogante, ¿porque con tan poco hicieron tanto en la Guerra por nuestras Islas Malvinas? Manifestando el gran orgullo de pertenecer, les pido a todos los que amamos esta gloriosa Institución, gritar con toda la fuerza del alma, esa frase que nos ha dado valentía y coraje frente a la adversidad: “NO HAY QUIEN PUEDA”, CARAJO!!!
Láser Alado, esta madrugada me he despertado, muy temprano, acostumbro a ver msn en mi celu, como cualquiera en estos momentos, me hallo con tus notas, que me llenan de estima. Soy adulto mayor, y pregunto porque no pudo ser en mi vida ???. Parece un confesionario, pero no. Imagino lo insoportable de una vida atada con arneses, frio, lluvia pánico,etc.Pero no has volado solo, nunca Dios los acompañó siempre, y los que no volvieron, se han ido con El. Debo decir, que también, he recibido, condecoraciones, de parte de las Administraciónes, en las que me desempeñé en mi larga vida, tal vez no haya estado sujetado por arneses, pero traté de cumplir, habré llegado tarde, toda mi vida, per…