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🇦🇷🇦🇷🇦🇷Cuando se hace la luz en la noche!!!🇦🇷🇦🇷

  • Foto del escritor: Luis Alberto Briatore
    Luis Alberto Briatore
  • 1 dic 2021
  • 3 Min. de lectura

Para un piloto de combate que vuela en una reducida cabina durante una noche bien cerrada, donde el único vestigio de vida invisible está representado por las comunicaciones escuchadas en frecuencia de radio, volar a ciegas en medio de nubosidad compacta, es una de las situaciones en que más percibimos la incómoda soledad.

En estas condiciones, la percepción de los sentidos se multiplica, logrando así, una reacción inmediata ante la aparición de cualquier evento que se presente como anormal.

Volar con la cabeza sumergida en los instrumentos, controlando al instante la información recibida , exige de una máxima concentración. Surcar el cielo inmersos en estas condiciones, representa todo un desafío desde el momento que se cierra la cúpula, prueba del estrés acumulado, es el alivio que se siente una vez que el bólido toca tierra y es dominado por completo, acusando recibo un cuerpo exhausto, luego de concluir con éxito la misión.

Pero todas las noches no son iguales, las más distendidas, son aquellas que el cielo se presenta sin nubes y acompañado de una luna llena.

En este caso no tan habitual, la situación cambia abruptamente, al contar con la mejor compañía que nos puede dar la noche, una esfera gigante de luz tenue, la que nos brinda una cuota adicional de tranquilidad en ausencia del astro sol.

Mediante esta facilidad, con la que nos bendice el creador, todo cambia, ya que es posible volar casi sin ninguna limitación visual. Podemos hacer acrobacia tanto en formación entre varios aviones, como individualmente a propia voz de mando.

Aunque debamos seguir las indicaciones de los equipos de navegación en ruta, si estos dejarán de funcionar, podríamos orientarnos sin ninguna clase de inconvenientes, ya que tanto ciudades, rios, lagos, montañas y muchas referencias más, pueden visualizarse desde el aire sin inconveniente alguno.

En una de las fases más exigentes del vuelo, el aterrizaje, podríamos hacerlo sin faros que normalmente iluminan la pista antes del toque, y hasta animarnos a practicar una aproximación sin balizas si fuese de nuestro agrado.

A esta serie de beneficios que otorga el único satélite del planeta Tierra mientras volamos, se suma el deleite de un paisaje indescriptible, el que aparece ante nuestros ojos, al momento de levantar la vista del panel de instrumentos.

A lo largo de años surcando los cielos argentinos en un avión monoposto, pocas noches fueron como la que acabo de describir, pero cuando los planetas se alinearon y se dieron estas fantásticas condiciones, el disfrute del vuelo al mando de un potente delta fue total.

Cada salida es distinta, en la que estamos rodeados de un entorno cambiante, en el que debemos estar preparados para afrontar cualquier tipo de situación. El goce una vez que nos lanzamos al éter tiene matices diferentes, son momentos sublimes donde la experiencia se va acumulando, quedando grabada en nuestra mente para siempre.

Hemos conocido otra faceta más de las muchas que transitamos mientras nos deslizamos en libertad por el aire, en esta oportunidad, cuando la luz solar está ausente.

Luego de aprender algo más de este estilo de vida que nos atrapa cada día más, creo que es el momento propicio para gritar con fuerza una frase bien cazadora, la que al razonarla, tomamos conciencia que la utilizamos para superar cualquier obstáculo, hasta los difíciles límites de la adversidad.


🇦🇷🇦🇷🇦🇷NO HAY QUIEN PUEDA🇦🇷🇦🇷🇦🇷


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