🇦🇷EL HONOR DE PARTICIPAR EN LA CREACIÓN DE LA ESCUELA DE CAZA BOLIVIANA🇧🇴
- Luis Alberto Briatore
- 10 sept 2022
- 4 Min. de lectura

Al poco tiempo de llegar a este hermoso país, en base a la experiencia profesional como instructor de vuelo en la Escuela de Caza argentina, sumado a los años de instructor en Mirage, y teniendo en cuenta que en el nuevo destino participaría de la instrucción de futuros pilotos del entrenador T-33 modernizado, ni bien comencé a cumplir funciones, presenté un proyecto al Grupo de Caza 32. Esta propuesta estaba íntimamente relacionadaal mejoramiento y estandarización de la enseñanza en la especialidad. Se trataba de algo importante para los pilotos de combate que defienden los cielos de este país, crear la Escuela de Caza Boliviana.
Elevada por escrito esta oportuna idea, la que luego de ser analizada fuera aprobada por alto mando, conduce en poco tiempo a que el alto mando de la FAB, forme dos comisiones presididas por generales, oportunidad en la que tuve el honor de ser convocado como coordinador.
Al poco tiempo, en un ambiente de alto profesionalismo y envueltos en una verdadera tormenta de ideas, alcanzamos un logro histórico en la Aviación de Caza Boliviana, la creación de la Escuela de Caza, bautizada al año siguiente como: “Curso de Estandarización para Aviones de Combate-CEPAC”, un paso fundamental en la formación de las futuras generaciones de pilotos de combate bolivianos, y además, un orgullo como piloto de combate argentino, por haber contribuido a la grandeza de la hermana aviación de caza, y estrechar más aún, los lazos con la Fuerza Aérea Argentina.
El T-33 acababa de llegar procedente de Canadá totalmente modernizado. Esta era una oportunidad más que propicia, para implementar esta innovadora propuesta de gran beneficio para la Institución, y principalmente, para los aguerridos cazadores bolivianos.
Con un plantel de cinco instructores y seis alumnos comienza a cumplirse lo planificado, comenzando el primer curso operando la nueva aviónica que equipaba un clásico entre los entrenadores, el legendario T-33 Silver Star.
¿Dónde, cómo y que estaba volando?
En lo que respecta a las condiciones donde se desarrollaba la actividad aérea, el clima se presentaba entre cálido y templado, con algo de actividad convectiva en la estación más cálida. El frio solo llegaba desde argentina en un par de oportunidades al año, fenómeno meteorológico al que llamaban “surazo”. Una orografía serrana, con la inexistencia de zonas totalmente llanas. Con vegetación muy densa y árboles a variadasalturas, donde predominaba el monte selvático, condiciones que dificultaba ubicar un lugar propicio para eyectarse o hacer un aterrizaje de emergencia en caso de ser necesario, todos detalles de sumo interés, cuando uno está sentado en el asiento eyectable de un monoreactor.
Para ilustrar las características de esta noble y voladora máquina, el Silver Star, podemos decir que es un mono reactor biplaza de entrenamiento con una velocidad máxima de 970 km/h, un techo de 14.600 m y un alcance de 2050 km, con un peso máximo de despegue 6865 kg, propulsado por un motor Allison J-33-A-3, el que proporciona un empuje de 2.400 kg, además, estaba equipado con asiento eyectable. Con respecto a la carga bélica, podía portar 906 kg de bombas, y como armas de tubo, disponía de 2 ametralladoras 12.70 mm.
Deslizarse en el aire era un placer. Una cabina espaciosa, muy buenos comandos de vuelo, maniobrando se presentaba como un avión dócil y estable, virtud común a todos los aviones entrenadores dedicados al adiestramiento depilotos con escasa experiencia.
Contacto permanente con los alumnos
Por aquellos días, también tenía la responsabilidad de enseñar en tierra el manejo de la nueva aviónica, responsabilidad que permitía mantener, casi a diario, un grato y cercano trato con los alumnos, todos excelentes pilotos, en la primera experiencia volando un reactor, factor que los llenaba de entusiasmo y ganas de ser mejores profesionales, actitud necesaria ante este nuevo desafío con cierto grado de complejidad.
En un nivel superior, el Comandante del Grupo, 2º Comandante y los Instructores, era con quienes compartía una relación súper estrecha y productiva, dándole forma a todos los detalles necesarios para la implementación exitosa de la nueva Escuela de Caza Boliviana.
Una honorable cucarda en el historial personal como Piloto de Combate
Ni bien llegaron los aviones, fui habilitado a volar el T-33. A mi lado, tenía el privilegio de contar con unos amigazos como maestros, que sin ningún misterio, supieron enseñarme todos los detalles y secretos necesarios para dominar esta hermosa aeronave, la que lucía implecable, pintada con un esquema mimético bien guerrero,en un degrade de marrones.
El curso con los nuevos pilotos había comenzado hacia un tiempo. El contacto entre los Instructores era permanente e indispensable, para el necesario seguimiento personalizado de cada alumno, teniendo siempre en cuenta, que estos pichones de cóndores bolivianos transitaban un momento vital en la asimilación de conocimientos y vivencias, quienes en poco tiempo estarían listos como pilotos de combate, para defender el cielo de su amada patria.
Fueron dos años muy intensos, tanto en el campo profesional como familiar. Fue tan fuerte el vínculo e inolvidable la vivencia, que aún sigo manteniendo contacto con muchos de ellos y el mejor recuerdo de la Fuerza Aérea Boliviana.
Por los hermanos cazadores bolivianos: NO HAY QUIEN PUEDA
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