🇦🇷🇦🇷🇦🇷EL MUNDO DEL REVÉS🇦🇷🇦🇷🇦🇷
- Luis Alberto Briatore
- 1 sept 2022
- 2 Min. de lectura
Volar invertido no es para todos, ni para cualquier avión .
Soportar “G” negativa, exige estar habituados a este tipo de maniobras, y además, exige contar con una cabina impecablemente limpia.
Como todo lo que está en el piso, al colocar “G”, se dirige hacia la parte superior de la cúpula, es muy importante que con el avión en tierra, el habitáculo esté muy bien aspirado y el calzado del piloto totalmente limpio, de lo contrario es muy posible que alguna basurita entre en los ojos, con el trastorno en vuelo que ello implica.
Como el cuerpo quiere despegarse de asiento y el casco irse de la cabeza, sintiendo esa sensación de estar colgado, los arneses que envuelven al torso y el barbijo, que junto a la máscara de oxígeno, deben estar bien ajustados, asegurando que se evite movimiento alguno, sobretodo, golear el casco con el plexiglass de la cabina.
Si deseamos permanecer un tiempo prolongado mirando al piso, manteniendo un vuelo recto y nivelado, el detalle técnico más importante, es disponer de un tanque o dispositivo de combustible, que permita el vuelo invertido, de lo contrario, se apagará el motor indefectiblemente, con el susto e inconvenientes en el pilotaje que ello ocasiona.
Revolcarnos en el aire, empleando con maestría los tres ejes, como en toda actividad compleja, exige que tanto hombre como máquina, estén preparados para este singular desafío, por tal motivo, antes de intentar volar invertido, debemos cerciorarnos de varios detalles, el más importante, estar acompañado de un buen instructor, para evitar el empleo de un método equivocado y peligroso, “el de la prueba y error”.
Un cacho de cultura aeronáutica, para seguir disfrutando de lo que más nos gusta, los aviones y sus secretos.
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