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🇦🇷EL POTRO SALVAJE DE LAS PAMPAS🇦🇷

  • Foto del escritor: Luis Alberto Briatore
    Luis Alberto Briatore
  • 6 jul 2022
  • 2 Min. de lectura


Como un caballo criollo, el Mirage se mantiene atado al palenque paciente, a la espera que el jinete, llamado piloto de combate, lo monte. Lo hace, con las tres patas del pingo apoyadas en el piso, sin amagos de corcovear. El jinete, con traje anti “G” bien ajustado, un chaleco de supervivencia rodeando el torso, y un cómodo casco en su cabeza, se aferra a los comandos del esbelto delta, sin charquear, sin castigarlo, listo a partir.

Cuando de repente y como un suspiro, abandona la tierra, dominando a esta noble fiera, donde el tiempo de vuelo es marcado por buena administración de la cantidad de combustible, la precisión al navegar por el buen uso de las espuelas y la soltura para moverse en el aire, por el inteligente uso de las riendas, es consciente por convicción, que con coraje y bravura, puede llegar a la gloria ante cualquier tipo rival.

Las jineteadas cazadoras, que hace un tiempo eran frecuentes en estos lares, representan una de las tradiciones que son parte de la identidad institucional, cumplida durante décadas, por ésta raza de pilotos de combate de paladar negro, los que siendo protagonistas de impensadas hazañas sobre las gélidas aguas del Atlántico Sur, colmaron de laureles el cielo austral.

En esos frecuentes eventos del año 1982, un cazador con todas las letras, en cada oportunidad que montaba al espejismo hecho avión, mostraba toda su destreza sobre el lomo de este animal con alas triangulares.

Un Mirage arisco, pero a la vez noble, criado en su hábitat natural, la pampa, envuelto en un manto celeste y blanco, sin achicarse, mostró toda su bravura, enfrentando cara a cara a los usurpadores de nuestras Islas Malvinas.

Hace 40 años, los gauchos del aire, cabalgaron mar adentro y al ras del agua a este animal de metal. Lo hicieron sin montura, enfrentando al poderoso enemigo con lo poco que tenían. Solo un cuchillo entre los dientes y una boleadora en mano girando sobre la cabeza, fue suficiente para amedrentarlos.

Agarrados de unas fuertes crines, que flameaban detrás de ese hermoso pescuezo, y a velocidad casi supersónica, castigaron sin piedad, a un enemigo soberbio, el que por última vez, creyó ser invencible.

Con el solo uso de las espuelas, sin dejar de taconear al potro salvaje en ningún momento, dejaron en claro, que ese suelo es y será siempre argentino, avisando, que nunca renunciaremos a recuperarlo, porque las Islas Malvinas, son y serán siempre parte inseparable del corazón del pueblo argentino.

🇦🇷🇦🇷VIVA LA PATRIA, CARAJO🇦🇷🇦🇷

 
 
 

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