El sostén de nuestro obrar profesional, “La Familia”
- Luis Alberto Briatore

- 19 sept 2020
- 10 Min. de lectura
En la tranquilidad de un típico barrio porteño, paseo a mi cariñoso y negro bulldog francés. Repentinamente el can tira del cordel con desesperación cuando localiza a un pariente de su misma raza que se acerca para jugar. El fuerte tirón hace que levante la mirada, encontrando frente a mis ojos unos niños pequeños que juegan con sus jóvenes padres. Detengo el impulso inicial logrando estabilizar la marcha. Quedo sin haber querido, frente a una tierna imagen familiar.
El día es primaveral, templado y totalmente soleado. En una mañana hermosa de domingo resulta irresistible el programa de salir a respirar aire con los pequeños. La madre hamaca a una pequeña princesa que luce un vestidito rosado con dibujos blancos, la que grita de alegría a cada empujón de 2 manos que la impulsan hacia el cielo con intermitencias. A metros, el padre con el torso inclinado, sujeta la espalda del hijo más pequeño. Intenta mejorar el equilibrio que su hijo aun no logra dominar en el difícil arte de andar en bicicleta sin rueditas. Ante esta escena que resulta conocida, la memoria rescata del pasado lindos recuerdos de los primeros años de matrimonio.
Por un instante el recuerdo trae un flash de una madura juventud en pareja junto a nuestros niños. Por aquellos días vivíamos en la serrana ciudad de Tandil.
Un hogar al límite de ser numeroso. Con 4 hijos, 3 niñas bulliciosas que compartían sus juegos, de edades cercanas, separadas por escasos 18 meses entre ellas. Luego de 5 años, llega el paracaidista más esperado, un varoncito custodiado en todo momento por unas expertas en el cuidado de niños, unas doncellas rubias que le tocaron por fortuna como hermanas.
Fueron años de una sana y dedicada crianza. Una etapa inolvidable llena de hermosos recuerdos inmortalizados en fotos y filmaciones que en algún finde disfrutamos viéndolas en el living de casa.
Los fuertes lazos familiares fueron tomando forma con el tiempo dentro de un entorno aeronáutico, y se convirtieron en indestructibles. Hoy separados por miles de kilómetros con parte de nuestros hijos, estamos más unidos que nunca, gracias a los tiempos de vida en familia que definieron un fuerte vínculo del que disfrutamos a diario a pesar de la distancia.
La gloriosa Fuerza Aérea Argentina es como un rompecabezas con muchas piezas, donde algunas revisten una mayor relevancia, y algunas que no se aprecian a simple vista son el verdadero sustento de nuestro obrar.
Pertenezco a una Institución con mayúsculas, uno de los principales pilares en que descansa nuestra sociedad, con una cara que es bien visible, la un avión surcando nuestro cielo con la bandera argentina.
Bajo las alas doradas de un cóndor gigante que nos cobija, se gestan miles de historias que forman parte de nuestra verdadera identidad, sustentada en valores, siempre presentes en el actuar cotidiano. Infinidad de costumbres y tradiciones que conforman una idiosincrasia institucional única.
Detrás de la Fuerza Aérea existen algunos tesoros invisibles a simple vista. No es fácil para un foráneo a la institución poder percibirlos. Indefectiblemente debemos apelar a lo testimonial para introducirnos en las entrañas de un apasionante mundo y descubrir sus secretos. Escuchando vivencias que contienen historias de vida con infinidad de detalles que nos caracterizan, y que a la vez, fortalecen el alma de sus integrantes. Detalles no apreciados por el común de la gente, pero que existieron, existen y existirán. Son los que determinan una especial y distinguida identidad.
Estas palabras escritas con mucho corazón y poco músculo, están dedicadas al principal pilar y sostén de nuestro obrar, en este increíble y virtuoso “estilo de vida” que hemos elegido; nos estamos refiriendo a “La Familia Aeronáutica”.
La Familia, es la piedra fundamental donde se construye una sociedad que se precie como tal, idéntico a lo que sucede institucionalmente.
Una vida vertiginosa, donde se entremezcla la adrenalina con el riesgo y los afectos, necesita un punto de apoyo, vigoroso y estable, el que actúa como base de contención y lanzamiento en el cumplimiento del deber.
Nuestro obrar, no se basa en el vuelo magistral de un “fierro supersónico”, o el estar en capacidad de dominar una tecnología adquirida mediante una mera transacción comercial. Somos los portadores de algo superior, que se logra a través del tiempo, se transmite de generación en generación perdurando en el tiempo. Se trata de una fortaleza interior que nace de “La Familia”, fuente inagotable de amor, valores éticos y morales que conducen nuestras vidas por el honorable y placentero camino del bien.
Es ese el as escondido en la manga, el plus generador de fortaleza, es lo que nos da confianza para enfrentar la adversidad aun ante el más poderoso, es el lugar desde donde se alimenta el alma. Sin su aporte el éxito no es completo ni posible. Puedo afirmar que llena nuestras vidas de felicidad, es una fuente inagotable que vigoriza el espíritu, factor que tuvo una influencia directa y decisiva en la histórica actuación de los patriotas guerreros alados del Atlántico Sur. Es parte de la respuesta acerca de lo inexplicable, ¿Como con tan poco hicieron tanto?
Una mujer distinta que afronta con valor una situación atípica
Elegir a nuestra compañera para toda la vida y que ella acepte el desafío, no es algo sencillo de lograr. A esa futura esposa le espera algo difícil de imaginar, un mundo totalmente nuevo lleno de retos, el que incluye un cúmulo de cambios nunca vividos, diferentes a los que rodean al hogar de cualquier otra profesión. ¿Recuerdan TOP GUN?, un film atrapante y memorable para los amantes de los aviones de combate, al que disfrutamos mucho por los 80, al que seguramente lo vimos en más de una oportunidad. Esta famosa película nos muestra tan solo la frutilla del postre de un tipo de vida que realmente existe y se vive con mucha intensidad. Se trata de una visión que apasiona, pero que a la vez es incompleta, no cuenta lo que realmente sucede detrás del telón ¿Y a donde quiero llegar?, ¡Si no hay nada más hermoso que volar!
Para tener una visión real, las piezas que forman parte de nuestra profesión deben acomodarse teniendo en cuenta la función que cumple cada una de ellas, no solo valorar o tener en cuenta las disfrutables y vistosas.
Muchos hechos que suceden y no salen a la luz, los que se presentan como dificultades que se van presentando en el camino, solo son posibles de ser superadas con esfuerzo, y en algunas situaciones, a fuerza de sufrimiento y resignación.
Comenzando por los sucesivos pases a lugares lejanos y entornos muy distintos al de la crianza.
Vivir lejos de los padres y seres queridos, obliga a integrarse en sociedades con distinta idiosincrasia y costumbres a las que no estamos habituados.
Una esposa que abandona un trabajo por un cambio de destino es para lamentarse, además de perder la continuidad laboral que deseaba conservar, y con ello, la posibilidad de un crecimiento profesional, también se produce una apreciable disminución de los ingresos familiares tan necesarios.
Sucesivos cambios de colegios que sufren nuestros hijos, abandonando repentinamente a sus mejores amiguitos en poco tiempo, dentro de un entorno al que recién llegaron a integrarse.
Los despliegues operativos que se suceden una y otra vez, durante un tiempo prolongado. Acontecimientos que se repiten una y otra vez, en los que “La Patrona” queda sola con los niños, y los problemas son resueltos por una sola persona, la que no puede descuidar las múltiples tareas del hogar, cumpliendo el rol de padre y madre a la vez.
Los accidentes aéreos se presentan sin aviso como un cuchillo que se clava en el corazón de la familia. Se trata de un hecho lamentable que afecta lo más profundo del alma hogareña, principalmente cuando es un amigo cercano. Situación dolorosa que indefectiblemente despierta temor en nuestro entorno hogareño y deja una cicatriz difícil de sanar.
Lo mencionado es solo una parte de los constantes desafíos que no se ven, pero existen, los que deber ser afrontados y resueltos solo de a 2, y en algunos casos, alterando la armonía de nuestro más preciado tesoro, “La Familia”.
Adaptarse a saltar de un lugar a otro
A modo de ejemplo, mencionaré cronológicamente el derrotero seguido por mi querida familia en periodos irregulares de tiempo: Mendoza, Tandil (Provincia de Buenos Aires), Ciudad de Buenos Aires, Tandil, Santa Cruz de la Sierra (Bolivia), Ciudad de Buenos Aires, Tandil, Ciudad de Buenos Aires, Reconquista (Provincia de Santa Fe) y finalmente, Ciudad de Buenos Aires, donde finalmente encontramos la tan ansiada radicación definitiva.
Numerosas mudanzas, cambios de casa o departamento en un mismo destino, diferentes colegios, amistades disfrutadas en un tiempo acotado. Cambios de destino que en alguna oportunidad llegan sin previo aviso. Noticia que nos despoja de los afectos con el dolor interno y silencioso que ello implica.
Esto trae algunos problemas familiares, entre ellos un desgaste psicológico lógico, con la necesidad de buscar soluciones paliativas. La fórmula aprendida de la experiencia indica que solo con amor, comprensión y paciencia, es posible salir adelante, donde el principal objetivo es preservar indemne el vital núcleo familiar. Se estarán preguntando; ¿Cómo hacen para ver el medio vaso lleno? El método está probado y certificado hace mucho tiempo por los que pasamos por esto. Si les interesa, copien e imiten lo que les sea útil. Se trata de distintas soluciones de compromiso que nos dan muy buenos resultados a los aeronáuticos:
· Los camaradas y sus respectivas esposas, inmersos en una situación similar, pasan a ser nuestros verdaderos afectos, cumpliendo el rol de hermanos, tíos, abuelos o amigos, de acuerdo a las diferentes circunstancias, como así también, afinidades que se van generando y profundizando al estrechar los vínculos. El entorno que se forma es totalmente virtuoso en donde todos nos apoyamos, existiendo una ayuda reciproca que reemplaza en parte a los lazos de sangre existentes en una familia que nunca sufrió el desarraigo.
¿Porque un hijo llama tío a un camarada?
La realidad es que nuestro compañero de trabajo, sea superior o subalterno, en muchas oportunidades cumple esa función de manera efectiva y afectiva. En la mayoría de los casos este hermoso e íntimo vínculo, por fortuna, perdura en el tiempo, aun cuando nos retiramos de la Fuerza Aérea.
Para poder entender un poco más de que estamos hablando, nos referiremos a ejemplos que ilustran de mejor manera como buscamos una más fácil adaptación a esta manera tan particular de vivir:
· Organizamos frecuentemente eventos sociales con participación de todo el grupo familiar. Campamentos, inauguración de la pileta, festejos del día del niño, madre y padre, fiestas de disfraces temáticas, asados patrios, etc. Siempre existe un motivo para juntarse o lo inventamos, buscando pasarla bien junto a toda la familia. Encuentros generadores de nuevas y duraderas relaciones, acercamiento que facilita poder conocernos y estrechar vínculos cuando existe una sincera afinidad. En definitiva, diferentes tipos de acercamientos que permiten querernos más.
· Las Brigadas disponen de instalaciones que cumplen la función de un club. Utilizadas intensamente por una gran cantidad de familias. Infraestructura destinada al esparcimiento y recreación, mejoradas y mantenidas por nosotros mismos. Allí compartimos asados en familia, mateadas saboreando unas ricas facturas o tortas preparadas por habilidosas patronas, como así también, disfrutamos de otras costumbres tan típicas de la argentinidad.
· Nuestros hijos aprenden a adaptarse a los cambios habituales y en muchos casos permanentes, aunque algunos los sufren mucho. Lo bueno es que con el tiempo un problema se transformará en fortaleza que permite una más rápida adaptación a los cambios que suceden a lo largo de la vida.
· No es fácil dejar amigos, compañeros del club o integrarse a un nuevo colegio. Los niños son realmente increíblemente buenos y dóciles por necesidad, ya que deben lograr una fortaleza y mentalidad diferente al resto de sus pares. Lo positivo llega en la adolescencia, etapa en la que disponen de muchos buenos amigos repartidos en diferentes puntos cardinales, vínculo que perdura en el tiempo, fortalecido por una estrecha y sana relación de afecto mantenida a la distancia.
· Ante situaciones familiares traumáticas, en algunos casos extremos, por ejemplo; una enfermedad, un accidente aéreo, etc., aparece en todos los casos una gran unión entre familias, las que contienen, ayudan, apoyan al que lo necesita, y como si esto fuera poco, contamos con un paraguas gigante que nos protege a todos por igual, llamado “Fuerza Aérea Argentina”, institución que siempre dice presente, responde, cobijándonos bajo sus enormes alas ante lo peor, actitud que perdura en el tiempo hasta lograr salir de esa situación extremadamente comprometida y muchas veces traumática.
Podría seguir enunciando un listado de virtudes que nos hacen increíblemente fuertes ante situaciones adversas y que tienen una íntima relación con los valores familiares e institucionales entre los que se desarrolla una vida que vuela paralela al avión que piloteamos.
El gran secreto
Como verán lo que parece una debilidad se transforma en una importante fortaleza. Ahora tal vez puedan entender un poco más porque decimos que esta profesión es un “estilo de vida y no un trabajo”, el que nos marca a fuego para bien, al que llegamos a disfrutar muchísimo, en medio de un afecto fraternal que siempre está presente.
Esta fórmula que no es química ni mágica, pero sí muy humana por cierto, la conocemos como: “La Gran Familia Aeronáutica”, tesoro bien cuidado y que nadie nos podrá usurpar jamás.
Detrás de cada avión hay muchas esposas e infinidad de hijos, los que son también participes de una honorable pasión que va más allá del vuelo propiamente dicho, son parte vital de nuestro ADN, es el elixir que nos alimenta a diario, se trata de los verdaderos generadores de una increíble fortaleza, de un potente impulso que llega directamente al espíritu y circula por nuestras venas de sangre celeste y blanca.
Orgullosos poseedores de este valioso secreto, el que no se puede comprar, es sencillo de comprender, hermoso de disfrutar y que solo con mucho amor es posible de formar y luego cosechar.
Todos los que entregamos muchos años de servicio a la Patria bajo las alas del cóndor que vuela más alto de todos, el de la gloriosa Fuerza Aérea Argentina, estamos en condición de confirmar con mucha seguridad, que “La Familia Aeronáutica” es una de las principales causa del resultado logrado en las gélidas aguas del Atlántico Sur, donde nuestros valerosos combatientes ¡Con tan poca tecnología, pero con mucho amor, corazón y valor, extrañando y mucho a una familia que rezaba por ellos para que volvieran a casa sanos luego de cumplir con su deber, lograron lo que nadie en el planeta podía imaginar!
Aunque esposas e hijos no estén presentes en la cabina de un avión de combate o formando parte del apoyo a una operación aérea, ellos desde un cálido hogar, nos transmiten una enorme energía que surge de un corazón gigante y a la vez aeronáutico, el que palpita cada vez más fuerte por un Papito o por un Esposo, cada vez que este parte a una misión, circunstancia digna de ser reconocida y tan loable, la que nos obliga a gritar con toda la fuerza del alma, junto a la enorme y valiosa Familia Aeronáutica: “NO HAY QUIEN PUEDA”
























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