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PARTE 2 Tiro Aire-Aire a bordo de un espejismo

  • Foto del escritor: Luis Alberto Briatore
    Luis Alberto Briatore
  • 13 jun 2020
  • 20 Min. de lectura


En una típica mañana tandilense, la vista se reconforta ante un paisaje campestre de ondulaciones en el el horizonte distintas tonalidades de verde. En medio este bello entorno, esperan una decena de Mirage por plataforma de vuelo, los que miran con su puntiaguda nariz hacia el Este, dirección de su próximo vuelo.

A los Deltas se los nota ansiosos, ¡es que no ven la hora de salir a volar! En esta oportunidad se los ve distintos. Rodeados por un corralito de cinta plástica roja y blanca, la que delimita una zona restringida alertándonos que se encuentran artillados. Están listos para cumplir con uno de los temas favoritos, tiro aire-aire. Los cañones casi en su máxima capacidad, cargados a full con la potente y letal munición de 30 mm.

Con casco en mano y a paso cansino, 3 aguerridos mirageros nos acercamos a una Primera Línea que incita a volar. Lo hacemos charlando de temas distendidos que siempre salen en la previa antes de selectarnos en Pilotos de Caza. Luego de pasar por unos enormes árboles y al levantar la vista, nos topamos con hermosa postal operativa llena de experimentados guerreros con alas, los que a pesar del tiempo nos siguen dando satisfacciones.

La plataforma colmada de aviones y un ejército de mamelucos azules, los que no hacen otra cosa que moverse cumpliendo alguna tarea en distintas direcciones.

Este día observábamos algo distinto en la importante plataforma de concreto. Un gran número de chalecos rojos preparaban los aviones, se trataba de los forjados “Armeros”, desplegando una actividad más que frenética ultimando detalles.

Saludamos a la muchachada de mantenimiento, los que nos invitan unos ricos mates, un detalle más que sumaba al servicio 5 estrellas. Al abrir la carpeta del I-007, la vista se dirige directamente al renglón que indicaba el color de la munición. Afortunadamente es el rojo, mi color preferido como buen hincha de River, señal que esta vez puede acompañarme la suerte. Los cañones estaban casi pipones de munición, 100 proyectiles con munición de ejercicio por DEFA 552, muy fáciles de distinguir por la punta celeste, color elegido internacionalmente para distinguir al armamento es de ejercicio.

Con la cartera de navegación en una mano y el casco en la otra, partimos junto a los Mecánicos que nos asisten en dirección a las flechas supersónicas.

Disfrutamos de una plataforma que cualquier mortal desea ver, repleta de alas deltas prolijamente ordenadas, donde se percibe a cada paso una atmósfera totalmente operativa.

Era uno de esos días donde uno quiere vivir de por vida en Tandil. El sol brillante le daba más vida al verde de los campos sembrados, en combinación con un cielo plagado de pequeños cúmulos húmilis, pequeños capullos de algodón homogéneamente dispersados, un composé de colores perfectos y muy agradables a la vista.

El avión manguero, un M-5 Finger, acababa de desplegar la manga frente a nuestros ojos, por fortuna sale de la barquilla ubicada en la estación ventral con todo éxito.

Con el blanco bandera unido al avión por una soga flexible, el Mirage vira por derecha y en ascenso rumbo al Este, con destino al Faro Querandí, ubicado entre las atractivas ciudades balnearias de Villa Gesell y Mar del Plata.

La Escuadrilla que nos precede, 3 M-5 Finger, salen de la plataforma Sur en el horario previsto, señal que todo viene de acuerdo a lo planificado.

Caminamos por detrás de las toberas de los Mirage estacionados y a medida que cada Piloto llega a la matrícula asignada, se produce el desprendimiento del binomio perfecto: Piloto-Mecánico.

Llegamos al I-007, nos recibe un amable Armero, el que nos informa rápidamente del color rojo de la munición y a la carga de los cañones con 100 cartuchos de 30 mm cada uno. Como información adicional y muy útil por cierto, indica que en el turno anterior ambos cañones funcionaron perfectos, disparando toda la munición sin novedad, algo normal en estos excelentes cañones. Detalle que suena alentador, ante el sueño de un Piloto Caza que alucina con ser Top Gun por un día, vaciando los depósitos colmados de cartuchos, destrozando la manga.

Una vez iniciada la inspección exterior junto al camarada de mameluco azul, caminata alrededor del avión en sentido horario, ¡con el detalle que hoy ha cambiado algo!, al pasar por delante del avión, lo debo hacer agachado y por debajo de la línea de tiro de los cañones, como medida de seguridad, ya que nada ni nadie puede permanecer o pasar frente a los aviones artillados.

En minutos estaba sentado en el cómodo asiento eyectable Martin Baker. Abrocho ambas perneras en las pantorrillas, engancho el chaleco de supervivencia, mientras voy tomando los correajes celestes de a uno por vez. Coloco los arneses de hombros, cintura y luego los de las piernas, culminando con el cerrando la hebilla central. En ese momento el Mecánico conecta la manguera del traje anti “G” y acto seguido, acomoda la riñonera sobre la cintura quedando la columna perfectamente recta y cómoda apoyada en el respaldo del asiento. Luego de recibir de sus manos el casco y una vez colocado, abre el oxígeno, momento que una bocanada de aire fresco invade la máscara comenzando a respirar a una pureza del 100 %. Por último saca los 7 pines del asiento eyectable, los muestra y comienza a contarlos frente a mis ojos en voz alta. Dándole el OK, los introduce en el compartimento respectivo.

Los 3 aviones hacemos enlace en frecuencia interna, faltando 10 minutos para comenzar el rodaje, tiempo que aprovecho para finalizar con distintos chequeos en la cabina.

Ponemos en marcha sin inconvenientes, y en minutos los Deltas van rodando, lento uno detrás del otro, respetamos los 50 metros de distancia, buscando evitar ingestiones en un motor que se comporta como una potente aspiradora.

Una vez que ocupamos posición en la cabecera 01, observamos que los Armeros corren al costado izquierdo de cada cabina. Una vez que coloco las manos arriba y a la vista, el mío se sumerge debajo del Mirage. Conectada la ficha que habilita el armado de ambos cañones, sale nuevamente a la superficie, y salta como un resorte con el pulgar en alto. Sin perder tiempo, parte velozmente pasando agachado por debajo de los otros 2 aviones ubicados en una línea diagonal y a la izquierda. En el mismo instante y rápidamente, las manos bajan directo al lugar donde se sienten cómodas, la izquierda tomando con firmeza el acelerador y la derecha rodeando la empuñadura de la palanca de comandos.

Con un trío de Mirages full potencia, todo ruge y vibra alrededor nuestro. Bajo la cabeza, señal ejecutiva de soltar frenos. La soga se corta de repente, y los 2 primeros aviones nos lanzamos en una carrera de despegue corta y desenfrenada. El Numeral de fierro, un Teniente con casi 2 años volando el avión, mantiene la posición formando como una estampilla, y 10 segundos después, tiempo con el que se busca evitar los peligros de la turbulencia generada por el chorro de la Sección que acaba de despegar, lo hace el Nº3, un 1º Teniente, Jefe de Sección con buena experiencia, el que llega a unas 350 horas de vuelo en M-IIIEA.

La Sección despega dando un hermoso espectáculo frente a los Torreros que nos observan con binoculares en mano.

El Numeral 3, una vez que el Líder coloca viraje con rumbo 090° directo al mar, se va acercando hasta llegar a una formación abierta, 10º al mismonivel y a 2000 metros del lado derecho. De manera simultánea, el Numeral 2 vira imperceptiblemente para separarse del avión Guía, quedando en una posición simétrica con respecto al Nº 3.

En medio de la navegación, contemplo que el día se presentaba a puro sol. Bajo la cúpula la cabina es un lujo, con una temperatura perfecta, gracias a un sistema de climatización que funciona de 10.

Volamos toda la ruta sobre una capa con infinidad de capullos blancos, como si se tratara de un camino tapizado con pompones de algodón, un contraste que facilitará la visualización del blanco.

A 20 millas del punto de encuentro con el avión manguero, escucho en frecuencia de tiro que la Escuadrilla “Zorro” acaba de finalizar el tiro y se encuentra en ascenso al Sur de nuestra ruta, ¡Todo viene joya, y de acuerdo a lo planificado!

Volamos sobre campos fértiles matizados con lagunas dispersas. Al frente comienzan a aparecer una serie de notables manchas amarillas, se trata de infinidad de médanos, topografía que evidencia la cercanía con el mar, a orillas de donde se encuentra el Faro Querandí, un lugar soñado y muy agradable para visitar por tierra. Columna enorme de cemento, con bandas negras y blancas nítidas, en la costa del inmenso y rico Mar Argentino, lugar estipulado como punto de reunión con el avión manguero.

Con la nariz apuntando a la coordenada de encuentro y a unas 15 millas, mediante un movimiento rápido en alabeo levantando el ala derecha, el Nº3 pasa rápidamente a la extrema izquierda, quedando la Escuadrilla en una formación escalonada hacia ese lado.

Próximos al punto acordado, se produce el enlace radial con el avión manguero, el que indica estar virando por derecha sobre el Faro.

A 10 millas exactas veo perfectamente al M-5 Finger como una mosca negra sobre las nubes en un blanco inmaculado. Comunicando el Director de Tiro: Laser-Manguero: lo tengo a la vista, ya puede ir sacando viraje y dirigirse al pasaje de espaciamiento y reconocimiento”.


Ingreso al circuito de tiro

Con la Escuadrilla escalonada perfectamente a la izquierda, coloco un viraje escarpado por derecha y en descenso, zambullida en bandada que le apunta al lateral izquierdo del manguero, el que se encuentra con los planos nivelados con proa hacia el Sur y a unas 10 millas / 16 km paralelo a la costa, esperando el pasaje lateral de la Escuadrilla.

Navegando hacia el esperado encuentro, lo hacemos sobre un manto de pequeñas nubes con un mar azul oscuro de fondo, el que se encuentra totalmente planchado.

Con un 95 % de potencia van acelerando los 3 Mirage bien juntos, alcanzando unos buenos 480 nudos / 890 km/h. En cercanías del manguero, logro ver nítidamente la soga y el rectángulo blanco que es arrastrado unos 300 metros por detrás, favoreciendo la visualización el fondo blanco de nubes.

Una vez que pasamos lateral al Finger manguero, con una diferencia de 10 segundos entre avión, cerramos de a uno por vez, de manera escalonada, aplicando progresivamente unas 4 “G”, describiendo un viraje ascendente y hacia la derecha. En el mismo momento llevo el motor a pleno, posición del acelerador que se mantendrá remachada mientras dure el tiro, el motivo, la potencia nunca sobra en un circuito excesivamente exigente, en el que se aplica “G” todo el tiempo.

Al pasar el ultimo avión trepando a la percha o inicial de tiro, la que se ubica a 15000 pies / 4600 metros de altitud, el manguero, con 10000 pies / 3.050 metros y 280 nudos / 520 km/h, impone al M-5 un viraje de 20º nivelado por derecha, dando comienzo el Tiro Aire-Aire de la Escuadrilla “Laser”, en un exigente circuito circular.

Finalizo el ascenso tocando la percha (posición más alta del circuito), con el manguero en viraje y a la vista. Comunico a la Escuadrilla: “Los Laser control de armamento”. Bajo rápidamente la cabeza hacia el panel de armamento en la parte inferior izquierda, y levanto solo el capuchón rojo correspondiente a la máster de cañones, chequeo la mira para tiro aire-aire y por último, posiciono la cola del disparador hacia delante en la palanca de comandos, alcanzando las condiciones necesarias para tirar, donde solo falta conectar la máster de cañones en final, dejada a lo último por razones de seguridad.

Los Numerales completado el chequeo, comunican: El 2 y 3 control de armamento realizado.


Reglas de juego

En este tipo de circuito resulta primordial mantener la correcta posición, donde la prioridad es tratar de no molestar al avión que viene detrás o evitar una situación de peligro con el de adelante por querer tirar con poca separación. Mientras estemos volando en Escuadrilla, el “yo”, lo debemos dejar de lado, buscando siempre volar respetando lo más importante, todas las reglas de seguridad.

Como verán y diferente a lo que muchos piensan, tirar y pegar en el blanco no es lo más importante, ni ser el de mejor puntería. Entre los miembros de la Escuadrilla debe existir un espíritu solidario en vuelo, el que nos indica: “no ser egoístas y tratar de que todos puedan tirar cómodos”. En caso de ser necesario y estar en una posición incorrecta con respecto al avión que me sigue o el que tengo adelante, tenemos la obligación de sacrificar nuestro circuito, perdiendo la posibilidad de tirar en ese pasaje. La noble intensión con este tipo de espaciamiento, es buscar restablecer el correcto orden y las distancias correctas entre aviones, retornando a las condiciones de seguridad necesarias, en un circuito que es considerado de alta complejidad, donde la coordinación es a la vez una necesidad y una constante.


Llega la hora de la verdad

Sin perder tiempo, al tocar la percha a los 15.000 pies / 4.800 metros, invierto el avión buscando detener el ascenso sin cerrar con “g”, logrando que el M-IIIEA detenga la parábola en ascenso y caiga por su propio peso, procurando no malgastar la energía disponible. En el momento que el tubo pitot cruza el horizonte en posición invertida, comunico: El 1 entrando con el manguero a la vista”, y la respuesta inmediata del Director del Tiro: “El 1 autorizado”.

El Delta continúa patas para arriba con el velocímetro comenzando acusar recibo de una aceleración inicial.

El Mirage comienza a salir del ahogo con la velocidad en una tímida tendencia de incremento. A la vez voy llevando la nariz hacia el centro del círculo descripto por el avión manguero, el que se encuentra en un viraje constante de 20º y nivelado, manteniendo 10.000 pies / 3.050 metros y 280 nudos / 520 km/h.

A mayor velocidad y 12.500 pies en descenso, ejecuto el 1º viraje por izquierda, buscando acomodarme sobre la curva de persecución. Con la anticipación suficiente, en un avión que derrapa mucho, inclino nuevamente, pero por esta vez por derecha y luego cerrando. Este último giro es llamado “reverso”, comunicando: “El 1 reversando, caliente (palabra que indica que estoy en condiciones de tirar)”. Respondiendo el manguero: “El 1 a la vista, autorizado caliente”. El Nº 2 con el Nº 1 a la vista, comunica: “El 2entrando” mientras el Nº 3 se encuentra próximo a alcanzar la altitud de la percha, el que segundos más tarde comunica: “El 3 en percha. Todo un carrusel muy organizado y controlado donde nada debe fallar.

Este último giro llamado “reverso”, es un viraje que nos deposita en la final de tiro, el que es impuesto inicialmente con más de 90º, para luego aflojar la inclinación de manera paulatina y progresiva. Segundos después, el esbelto fuselaje del Delta es depositado con el oficio de algunas horas sobre el lomo, sobre una alfombra imaginaria que nos lleva en sentido directo hacia el blanco, la conocida por todos cazadores, como “curva de persecución”.

Al mismo estilo de un querible hijo, al Delta hay que tratarlo como a él le gusta. Los virajes exigidos con insuficiente velocidad, lo ponen de muy mal humor. Aunque les parezca mentira, protesta, y lo hace emitiendo sonidos acompañados con algunas vibraciones, las que se transmite a través de la compacta estructura, sintiéndolas en el propio cuerpo y en los comandos de vuelo.

A medida que se acerca la manga, vamos aflojando la inclinación y las “G”, intentando aproximar en la final de tiro controladamente. El piper se encuentra adelantado y en la parte superior de la manga, bajando en una perfecta diagonal hacia el objetivo final, el blanco bandera.

En la corrida final, la mente se concentra solo en cómo lograr una certera puntería. Cuando el Mirage en un descenso controlado se encuentra próximo al blanco, cerramos con el comando de profundidad empleando unas 2,5 “G” aproximadamente, quedando posicionados a unos 30º de cola con respecto a la manga, buscando que el piper la cruce en forma controlada y en diagonal de arriba hacia abajo.


Acomodándonos para el tiro

La calculadora mental alimentada por el software de la experiencia, describe mejor que una moderna computadora la trayectoria adelantada hasta llegar con el piper a la manga. El Piloto de Caza compenetrado en la presa, imagina un bandido vestido de blanco, el que se encuentra al frente y al que debe derribar, encontrando la perfecta motivación para hacerlo con cañones, el arma más complicada para poder lograrlo.

Mientras va perdiendo altura en forma paulatina, el Delta acelera, los ojos se reparten entre el velocímetro, el altímetro, la visión de mira y la “G” aplicada, un control distributivo aplicado en la máxima expresión. Lo único que funciona por instinto y sin mirar ningún instrumento, es el viraje, con el que regulamos la curva de persecución hasta llegar a disparar.

Los parámetros ideales al momento de presionar la cola del disparador deberían aproximarse a estos valores:

· Velocidad entre 450 nudos / 835 km/h a 480 nudos / 890 km/h. Más de 320 km/h de diferencia con respecto a la velocidad del blanco, el que navega 520 km/ h.

· Viraje próximo al tiro, con una inclinación de unos 25º.

· Ángulo normal de cola con respecto a la trayectoria de la manga de unos 20º/30º, límite inferior con un ángulo no menor de 15º.

· Piper de la mira cruzando el blanco bandera en diagonal. Desplazamiento continuo, ingresando a la manga desde la parte superior corriendo a la inferior, de extremo delantero a extremo trasero de la manga, una diagonal perfecta, de adelante hacia atrás.

El Mirage desciende por una pendiente controlada, en un viraje que varia la inclinación buscando acomodarse en la curva de persecución, la que nunca debe ser menor a 15º de cola con respecto a la trayectoria del blanco.

El piper viene cayendo por delante y arriba del blanco mediante un desplazamiento en diagonal. Al acercarnos, vamos incrementando la “G” perdiendo ángulo con respecto a la manga, mientras la velocidad sigue en aumento.

Con el piper próximo a tocar el ángulo superior del rectángulo blanco, presiono la cola del disparador por un segundo, tiempo aproximado que tarda en recorrerla. En 1 segundo entre ambos cañones salen 42 letales proyectiles, con el impacto de 1 solo en el fuselaje se considera derribo en este calibre.

Al momento de tirar, observo perfectamente como la munición trazante, permite ver una línea lumínica incandescente que sale por debajo de la nariz y se dirige a la manga. Los proyectiles describen una trayectoria apenas curva, provocada por las gravedades aplicadas al momento del tiro. La ráfaga pasa apenas arriba del blanco, señal de que puede haber impactos dentro del paño blanco.

Las detonaciones de la munición de los 2 cañones DEFA se escuchan con fuerza en la cabina. Un tableteo a plena potencia concentrada, dando una sensación de fortaleza extrema durante el ataque del Delta.

Ante un blanco que se acerca a más de 300 km/hora, saco le dedo de la cola del disparador y tiro fuerte presión de palanca, saltando la manga por apenas unos metros, y comunico: “Láser 1 saliendo”. En ese momento y con algo de altura, sigo colocando “G”, lo hago muy fuerte y girando a la derecha en un franco ascenso, cortando en un rápido movimiento la máster de cañones.

En momentos que salgo, el Nº 2 comunica: “Reversando” y el Nº 3:Entrando”, una comunicación detrás de otra, señal que la ubicación de cada avión es perfecta, una tranquilidad para el Director de Tiro, y también para el Líder.

Al llegar a la percha o inicial, desde las alturas y sin perder a ningún avión de vista, es el momento de pensar en los errores cometidos y mejorarlos en la próxima pasada.

En segundos, nuevamente entramos para la 2º entrada. Ya con los parámetros más controlados, es posible tirar un poco más cerca y ver con más exactitud como entran algunos proyectiles trazantes, en una manga que al momento debe presentar algunos impactos.

Una 3º pasada impecable, donde fue posible tirar con una buena visión de puntería: ráfaga corta, manteniendo todos los parámetros, en una buena corrida de tiro.

El 4º circuito viene perfecto en parámetros. Poco antes de reversar, veo como el Nº 3 al tirar, deja a ambos costados del avión 2 líneas de humo gris por ambos cañones de 30 mm, esto sucede en momentos que el Piloto presiona la cola del disparador. El contraste con las nubes súper blancas, favorece la visualización de una imagen digna de un cuadro destinada a nuestro rincón cazador.

Si bien vengo haciendo un buen circuito, tengo al Nº3 demasiado cerca. Sin que lo ordene el Director de Tiro comunico: “Láser 1, espaciando por afuera buscando distancia con el Nº 3”, recibiendo el okey de inmediato.

Luego del 2º viraje ingresando a la curva de persecución, llamado reverso, abandono la corrida de tiro. Aflojo la “G” y también los grados de inclinación en el viraje, desenganchándome totalmente de la maniobra que lleva al tiro. Nivelando planos, salgo rápidamente hacia afuera de la trayectoria descripta por el avión manguero, extendiendo intencionalmente la trayectoria y logrando estirar la distancia con el avión que me precede. Con esta maniobra de espaciamiento, corrijo la distancia entre aviones, logrando volver a la separación normal.

Dentro de los controles rutinarios, observo que estamos cerca del Bingo de combustible. Determino que el 5º será el último circuito. Al hacer la entrada comunico: “Láser 1 entrando para último pasaje”. El Nº 2 y 3, atentos al aviso del Líder, acusan recibo, dando el comprendido.

Al tratarse del último pasaje de tiro, tengo la obligación de hacer una buena puntería. Había dosificando la munición y todavía algo quedaba en ambos cañones por tirar.

Con un avión más liviano y con la práctica de los 4 circuitos anteriores, este venía mejor, volado con más prolijidad que los anteriores.

Luego de reversar, el Delta desciende controlado, acelerando, con el piper recorriendo una diagonal que desemboca en la parte superior delantera de la manga. Mientras apoyo el dedo índice en la cola del disparador, la manga se viene agrandando rápidamente, señal que voy a tirar un poco metido. Las posibilidades de pegar son mejores, también el riesgo es mayor, hay que prácticamente saltar la manga para no llevársela puesta en estos casos.

Muy metido en un estado de extrema concentración, afino los detalles en cuanto a parámetros buscando tirar cerca y con precisión.

La manga se viene acercando y en el momento que el piper toca el paño blanco, el cerebro ordena ejercer presión en el dedo índice. No tarda en escucharse un tableteo fuerte y agudo, ambos cañones funciona como un reloj. Con la cola del disparador aun presionada buscando agotar la munición. Ambos tubos cañones llegan a estar incandescentes, algo que sucede en una ráfaga larga de proyectiles. Un instante antes de abandonar la puntería, el sonido de una potencia devastadora y destructora se corta abrúptamente, señal de que no queda nada por tirar, los depósitos están totalmente vacíos.

Veo la manga gigante y a punto de usarla como vincha, ¡Estoy demasiado cerca! Meto “G” de manera rápida, salto y rozo el blanco, transformando al Mirage en un caballo campeón de salto, el que con el último esfuerzo evita un toque. Superando indemne el obstáculo, comunico: “El 1 saliendo, panel de armamento desconectado, reunión en percha”.

A medida que van saliendo el Nº 2 y Nº 3, repiten la comunicación y al mismo tiempo se van acomodando arriba y a la derecha, haciéndomelo saber mediante una corta comunicación.

Al encontrarnos a la vista todos los aviones, asciendo con potencia reducida, dándole margen a los Numerales para que se acerquen, comunico: “Láser, con el control de armamento realizado, ¿Autoriza frecuencia?”. Una vez autorizados por el Director de Tiro, cambiamos a frecuencia con la Torre de Tandil.

La Escuadrilla trepa y alabeo para que se acerquen, y los aviones comienzan a aproximarse. Miro por ambos espejos buscando el lugar correcto por donde deben aproximar los guardaespaldas de la formación.

Como aviones mellizos, logro focalizar a los 2 triángulos, uno en cada espejo y observo cómo se van acercando, disfrutando de una imagen única en ambos retrovisores.

Les veo perfectamente la panza a este par de Deltas que aproximan rápidamente a formarle obedientemente al Líder. Sigo husmeando con solo mover los ojos de un lado al otro, no quiero perderme detalle de este espectáculo. Los aerofrenos pintados de rojo se abren y cierran en ambos Mirage, buscan reducir velocidad rápidamente. Estas paletas de metal logran descontar velocidad en segundos de manera poco traumática y estable.

¡Lo logran en tiempo récord!, quedan perfectamente formados uno a cada lado, demostrando pericia en domar a la exigente ala delta.

Acabamos de saborear uno de esos hechos fortuitos que suceden de repente en el vuelo, los que no son muy importantes, pero que de manera repentina se transforman en especiales y dignos de disfrutar. Otro de los tantos pequeños hechos que suceden en un cielo sin testigos, ¡los que hoy, sentado frente a la pantalla de una computadora, los extraño!


¡Tenemos la obligación de aprovechar el combustible hasta el último litro!

Manteniendo 450 nudos en ascenso, tengo el lujo de contar con un par Deltas pegados uno a cada lado, situación imposible de desaprovechar.

Colocando el brazo izquierdo en forma de V sobre mis ojos, les indico con claridad que pasen a formación ciega, y de inmediato suben un poco, colocándose ambos en el mismo plano y bien cerca, viendo solo el estrados del ala (cara superior del plano).

Al regresar directo a Tandil desde la zona de tiro, disponemos de una ventaja interesante por cierto: navegar a través de un Espacio Aéreo Restringido, más específicamente el Sector 3, el que es empleado solo por Mirage, nos permite utilizar cualquier nivel de vuelo, espacio donde podemos legar a divertirnos y mucho, a la vez, entrenarnos un poco en la habilidad desarrollada durante el vuelo en formación.

Buscando que el vuelo no sea monótono y pensando en el posible aburrimiento de los siempre inquietos Numerales, ¡se me ocurre una genial idea! Rompamos la monotonía haciendo un poco de Acrobacia en Formación, de paso calentamos los muñones y amortizamos el combustible consumido mientras volamos de regreso a casa.

Con unos Numerales de fierro, bien prendidos, luego de unos 15 minutos de vuelo, llegamos hasta las 15 millas de la VI Brigada Aérea ejecutando una secuencia de maniobras bien sincronizadas: 1 rizo y luego 2 toneles por izquierda, 1 rizo y 2 toneles por derecha, secuencia repetida en unas cuantas oportunidades y sin perder 1º grado del rumbo que nos lleva directo a Tandil.

Es hora de prepararnos para el arribo, donde toda la Escuadrilla debe formar hacia la izquierda en una misma línea. Con un par de señas logramos la posición necesaria rápidamente. Al girar la cabeza ¡no puedo ver mejor postal para culminar el vuelo¡ Una diagonal perfecta, con 2 leones formando a morir. Era uno de esos momentos de reflexión, donde uno piensa lo bien adiestrados que estamos y con la seguridad que podemos cumplir cualquier tipo de misión. Con un buen adiestramiento, el dominio del material aéreo era total, ¡para lograr lo que sea!

A los pocos minutos con otra seña, indico 3 segundos para iniciar la ruptura.

En una formación perfecta, los 3 triángulos ingresamos a opuesta inicial para lucirnos. En un par de minutos al pasar sobre la cabecera en uso, vamos volcando de acuerdo al tiempo estipulado. Con electrizantes e instantáneos virajes de 60º inclinación, los Deltas se van espaciando. Sacando aerofrenos, colocando 2,5 “G” y con la nariz rayando un hermoso horizonte verde, ya sin nubes, desembocamos en posición inicial del circuito de aterrizaje.

Aproximamos individualmente, todos con los faros encendidos, intentando persuadir a la gran cantidad de gaviotas y chimangos presentes habitualmente en la zona, que no era buen negocio chocar con una aguja que aproximaba a 350 km/h. El trío de Mirage pintados con un gris superioridad aérea, uno detrás del otro, completan el circuito de aterrizaje sin inconvenientes.


Próximo paso: desarmar los aviones

Los M-IIIEA aterrizan individualmente sin novedad. Salimos de pista en una oreja de cemento o pequeña plataforma junto a la cabecera 19, donde tendrá lugar el desarmado de los aviones.

Con cañones armados, mientras rodamos, hay que evitar cruzar por delante de la nariz cualquier avión, medida de seguridad que se debe cumplir, aunque la máster de cañones este desconectada y hayan tirado toda la munición, ¡Recuerden: que las armas las carga el diablo! Aunque esté empotrada dentro de un avión, es también un arma.

A medida que van llegando los Deltas, estacionan en una línea perfecta con unos 3 metros de separación entre punteras. Al momento que los Armeros pasan por debajo de cada avión, los Pilotos obligatoriamente mostramos las manos arriba y a la vista, apoyándolas sobre el borde superior de una cabina entreabierta, buscando la entrada de aire fresco para minimizar los efectos de un plexiglás, que sin aire de impacto en la climatización, actúa como lupa elevando la temperatura dentro del cockpit.

Saliendo a gran velocidad de la panza del avión, se colocan a la vista y levantando el brazo derecho con el pulgar en alto, dando por entendido que los cañones se encuentran desarmados. Con el deber cumplido, se retiran corriendo hacia el vehículo de la Sección Armamento que los está esperando.

Las manos bajan, damos motor, iniciando un rodaje a mayor velocidad de lo habitual por pista, para luego salir por calle de rodaje y dirigimos a la plataforma Norte.


¡El deber cumplido!

En 5 minutos nos encontramos al pie de un avión completamente exhausto por el esfuerzo al que fue sometido.

¡Nobleza obliga! Felicitamos a los forjados Armeros, la principal causa: no falló ni un cartucho de 30 mm, y el mérito es de ellos, los que trabajan todo el año para disfrutar de esta excelente y merecida realidad.

Completadas las carpetas de cada matrícula, le damos una buena noticia a la gente de mantenimiento: los 3 aviones se encuentran sin novedad y con toda la munición consumida.

Con casco en mano, caminando lento, bajo la sombra de unos árboles enormes y un aire fresco que nos reconforta, iniciamos parte del debrifing al aire libre.

Con el deber cumplido, nos reunimos ya despojados de la armadura de vuelo e higienizados, en el cálido bar del Grupo 6 de Caza, el que destila historia guerrera, donde continuamos la charla del post vuelo.

Desparramados sobre unos mullidos sillones de cuero bordó, elegimos por unanimidad tomarnos un helado y reconfortante jugo de naranja exprimido. A los 10 minutos recibimos el cómputo de tiro de la manga que acaban de recuperar, donde todos por suerte pegamos algo. El Numeral 2, por ser el que menos impactos logró, y de acuerdo a lo previamente pactado, paga lo consumido, cumpliendo la palabra de honor, la que siempre se cumple.

Esta es otra faceta de las tantas que forman parte de un exigente adiestramiento, en una larga y completa preparación para la defensa del cielo argentino, algo que es imposible de lograrlo en soledad. Por fortuna para que el avión vuele, contamos un equipo de excelentes profesionales, compuesto por mujeres y hombres altamente capacitados, los que cumplen a diario con su tarea de manera silenciosa y eficiente, un motivo más que justificado para festejarlo, gritando bien fuerte, también por nuestra querida y gloriosa Fuerza Aérea Argentina: “NO HAY QUIEN PUEDA, CARAJO”



 
 
 

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