"Un pedacito de la tradición cazadora bien Argentina"
- Luis Alberto Briatore

- 9 may 2020
- 7 Min. de lectura
Cuando un Piloto de Combate se siente en condiciones de doblegar a la máquina en soledad suceden infinidad de hechos, alguno de ellos son dignos de trasmitir, buscando que comprendan la idiosincrasia cazadora y parte de la historia de cómo se gesta y nace el guerrero del aire.
Si cuando nos encontramos parados frente a ese luchador con alas, y estamos convencidos de contar con la suficiente valentía, seguridad y destreza para despegar, volar y llegar a tierra a salvo, pudiendo superar la aparición de cualquier tipo de desperfecto, es señal que están dadas las condiciones para enfrentar un importante y apasionante reto; hacer realidad un sueño que nos desvela !volar por primer vez solo!
Superamos exigentes exámenes, acerca de todo lo que se les pueda imaginar del avión a domar. Se puede decir que estamos inmersos en una atmósfera y preludio de un momento único, donde sabemos que hay mucho en juego y bastante más por disfrutar.
Como buenos adictos al consumo de adrenalina pura, generamos en nuestra mente un clímax muy difícil de describir, que nos da escalofríos de emoción al alucinar con lo que se avecina. Somos conscientes que estamos frente a un enorme desafío, y eso nos llena de fuerzas, hasta llegamos a desfrutarlo. Este sin fin de sensaciones agradables, se deben porque somos como las aves de presa, enfrentamos el riesgo, con la seguridad de saber cómo hacerlo.
Desde el primer encuentro, consideramos al avión de combate como un compañero, una persona con sentimientos y un socio inseparable, tanto en las buenas como en las malas y allí esta parte del secreto.
Con la certeza de ser unos elegidos, por tener la posibilidad y el gran privilegio de poder volarlo, le otorgamos a esta oportunidad única el verdadero valor.
Desde el primer momento que lo vemos, nace un vínculo afectivo indestructible. A partir de ese día nos daremos el tiempo para encontrarnos a solas, sitas que se irán sucediendo con mayor intensidad, una y otra vez.
Estar cara a cara ante esa poderosa máquina, de la que seremos socios de vivencias inolvidables, es algo indescriptible. Tener el privilegio de pocos, al contemplarlo, tocarlo e imaginarlo en el aire guiado por mis manos, hacen levitar el alma y que el deseo de volarlo sea cada vez mayor.
En cada cita crece el vínculo de afecto, visitas sucesivas en las que el amor comienza a aflorar y la impaciencia hace de las suyas, a la espera del gran momento.
Por esos días, llegamos a entender que no es un pedazo de metal, lleno cañerías y cables con alas. Tomamos conciencia de estar frente un señor avión de combate, como pocos, impregnado de un noble espíritu y alma cazadora, al que debemos conocer como nadie, buscando doblegarlo, y a partir de ese momento de quiebre, disfrutarlo a más no poder.
Cuando nos encontramos a solas, mirándonos a los ojos, mantenemos numerosas y entretenidas charlas de hombre a hombre, ¡y lo más extraño!, sin haber pronunciado una sola palabra. Lo hacemos bajo la sombra y casi en la penumbra de ese templo metálico y sombrío que lo cobija.
Dialogamos acerca de un futuro que se presenta totalmente prometedor, el que forjará seguramente un promisorio destino, siempre manteniendo en la mente una idea fija, la primera salida al aire juntos.
Será muy pronto, cuando al fin saltemos al cielo, y en minutos estaremos revolcándonos en entre nubes, conociéndonos a través de diferentes y creativas maniobras, compartiendo sensaciones nunca experimentadas. Seguramente disfrutaremos de un vuelo inolvidable, con un gran honor, el de haberlo logrado al mando de un verdadero pura sangre cargado de historia argentina y aeronáutica a la vez.
Se suceden las visitas una y otra vez, en esta oportunidad sentado en el un reducido y añorado cockpit. El guerrero de metal nos da lugar a despejar algunas interesantes incógnitas, y eso sucede recien en el momento que mis manos toman la palanca de comandos y el acelerador, los que se encuentran fríos como el hielo.
Con tantas incógnitas que vengo arrastrando, me animo a preguntarle:
¿Qué sensación voy a experimentar, cuando con la suficiente velocidad, pueda tirar palanca atrás?
¿Cómo le gusta que lo traten una vez que las ruedas se separen del piso?
¿Qué lo incomoda al maniobrar entre las nubes?
¿Cuál es el verdadero secreto que permite aterrizarlo con suavidad?, y algunas dudas típicas más, de un debut tan especial.
También tuvimos la oportunidad de escuchar de aquellos con experiencia y autoridad en la materia, interesantes detalles relacionados al carácter y personalidad que facilitan el entendimiento mutuo, una vez en vuelo, los que fui anotando prolijamente en una mente que lo absorbe todo.
Al novato cazador lo guía un noble deseo, pulir y hacer indestructible ese fuerte lazo indispensable, el que debe existir por siempre y para siempre, buscando convertir una simple acción de volarlo, “en amor y pasión por volarlo”.
Hoy es el día de la verdad, el joven Piloto tendrá la posibilidad de gobernar a un veloz y poderoso bólido con alas en flecha, debiéndolo hacer en un tiempo acotado, donde el límite lo impone de una manera totalmente injusta, el egoísta combustible.
Lo cobijará un inmenso cielo sin límites. Allí tendrá lugar el primer encuentro a pura emoción. Será el punto de partida de una relación que recién comienza y sin darse cuenta, nunca más terminará.
Este es uno de esos días que se hace difícil apoyar los pies sobre la tierra. Antes de partir el novato, buscará el consejo de los sabios. Escuchará vivencias de aquellos que lo domaron mucho antes que él. Encontrará el apoyo incondicional y paternal de “los viejos cazadores”, referentes indiscutidos de esta singular raza, quienes con experiencia, autoridad moral y también profesional, le confesarán al oído, aquellos vitales secretos que le den la posibilidad de sentirlo como una extensión de su cuerpo y también del alma. Códigos que con ayuda de la madurez y el paso del tiempo, le darán la fórmula de saber cómo doblegarlo ante cualquier circunstancia.
Durante el desenlace de este día único, hay que seguir al pie de la letra con un libreto obligatorio, respetado por décadas, el que es parte de las interesantes y justificadas tradiciones cazadoras, veneradas, disfrutadas, las que al expresarlas y ponerlas en práctica, le damos continuidad en el tiempo.
Nos estamos refiriendo a un legendario legado, el que nos identifica como Cachos, haciendo posible saborear cada día más, ese indiscutido y necesario sentido de pertenencia. Las que particularmente en este día cobran plena vigencia, el motivo, estamos frente la tradicional y anhelado día del “Vuelo Solo”.
No resulta tan sencillo describir lo que sentimos en palabras. Podríamos expresar que es uno de los momentos más sublimes y recordados en el derrotero de un Piloto de Combate. También puede ser considerarlo como una experiencia personal y profesional única, en la que se fusiona la pesada historia cazadora y las tradiciones de un Escuadrón mítico. Es el acontecimiento donde tiene lugar la acogida de sangre nueva y necesaria para que siga con vida un Escuadrón.
Sin frotar ninguna lámpara de Aladino, luego de animarnos a lograrlo con audacia y gran esfuerzo, aparece ante nosotros un tremendo agasajo, acompañado de un típico asado con características muy particulares, en el que solo se respira camaradería y de la buena. Lugar donde se encuentran los verdaderos protagonistas de este apasionante mundo, solo los que hacen posible cumplir año a año este sagrado ritual.
En un día de fiesta para la Brigada, entre arengas, anécdotas y brindis, se van adobando estos noveles Pilotos que representan un prometedor futuro.
Una alegría inmensa invade a los jóvenes protagonistas. Comienzan a aflorar las vivencias fresquitas del trascendente hecho sucedido hace un par de horas. En rondas que se forman alrededor el nuevo integrante, todos escuchan atentamente esos relatos auténticos y puros, llenos de emoción, donde no faltan las graciosas interrupciones con chanzas dirigidas al novato.
A esa altura, el termómetro está indicando la llegada al punto máximo y posible de alcanzar por el preciado espíritu cazador, el que a partir de este momento, acaba de adueñarse totalmente de sus almas para no dejarlas nunca más.
Acompañando este importante momento, aparecen oportunamente los sabios consejos y las historias de los más experimentados, habla de la flor y nata de la aviación de combate. El disfrute es total. Chanzas y discursos improvisados adornan un ambiente totalmente festivo donde se huele y se absorbe cantidad de felicidad bien entendida. Momentos que quedarán inmortalizados en la memoria colectiva por siempre y para siempre.
Un momento muy especial
En breve, tendrán el privilegio de descubrir y disfrutar, una de esas tradiciones mantenidas a lo largo del tiempo, la que algunos apenas deben recordar y la que muchos otros desconocen.
Se trata de un simple papel con formato de diploma antiguo, un pedazo de historia, que por fortuna conservo entre los recuerdos cazadores recibidos. El que al momento de leerlo, hace muchos años, específicamente el 3 de marzo de 1983, a horas de haber volado por primera vez el mítico “Sabre F-86F”, nos dio la pauta de cómo comenzaba a surgir ese fuego interior que mantenemos eternamente en el alma. Este pedazo de papel es una pequeña parte de nuestro estilo de vida, y no, de un mal llamado trabajo, por los que no conocen en profundidad lo que hacemos y como lo hacemos.
Es uno de esos pequeños tesoros acumulados, junto a muchos otros, desde el mismo momento que abordamos este maravilloso mundo del Piloto de Combate, al que se le agregan a una infinidad de vivencias que nos hacen sentir extremadamente fuertes y valientes ante la adversidad, asumiendo un costo muy alto si fuese necesario, en defensa de la celeste y blanca.
Disfrutarán una sucesión de párrafos redactados por los sabios pioneros Sabreros. Escrito que se encontraba sobre un viejo papiro, copia entregada tradicionalmente durante el asado de Vuelo Solo por el Jefe de Escuadrón al más moderno de Pilotos que acababa de volar el legendario Sabre F-86F.
En ese mismo momento, el novato Piloto, parado firme, sacando pecho y sin titubear, luciendo por primera vez, con orgullo el pañuelo naranja, junto al escudo del Escuadrón Sabre en el brazo derecho, leía estas 14 sabias verdades relacionadas a su reciente y excitante experiencia. Lo hacía frente a una bulliciosa y calificada multitud que lo escuchaba muy atentamente.
Todo transcurría en medio de un ambiente festivo y cazador, donde todos los presentes, agasajaban y reconocían el enorme esfuerzo de lo alcanzado por estos novatos jóvenes “Sabreros”.
¡SI PUEDES EN EL F-86F!
Si puedes aprobar el test de las 500.000 preguntas.
Si puedes ponerte el anti-G, sin que te choquen las rodillas cuando pienses en lo que te espera.
Si puedes realizar la inspección previa, sin que nada se te olvide.
Si puedes trepar a la cabina sin que te tiemblen las piernas.
Si puedes mover los brazos, cuando estas atado como un salame.
Si puedes poner en marcha, sin sentir la boca seca y amarga.
Si puedes tirar el OVERRIDE sin machucarte la mano.
Si puedes ponerte el casco, a pesar de tus pelos de punta.
Si puedes hablar por radio, sin que tu voz salga trémula, por el horror que te embarga.
Si puedes carretear, sin que el botón de STEERING te perfore tu dedo.
Si puedes hacer la prueba de motor y leer los instrumentos, a pesar del sudor frío que te castiga el rostro.
Si puedes soltar los frenos y decolar, sin que te atormente la duda de quedarse sin radio y se produzca la emergencia.
Si puedes conservar las fuerzas y logras aterrizar.
Si puedes desprender el gancho del casco antes de bajar......
¡AL FIN TUYO, EL “SABRE” SERÁ, PUDIENDO LLEGAR AL PISCOLABIS QUE CON LAS ALAMBRADAS PASADAS BIEN TE HAS GANADO EL DERECHO DE PAGAR!
Firmantes:
· Especialista de zoquetes
· Jefe de medias
· Gran Capo de Calcetines Supersónicos


















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