VIVA ESPAÑA Y EL EJÉRCITO DEL AIRE ESPAÑOL
- Luis Alberto Briatore

- 16 oct 2021
- 4 Min. de lectura
En plenas vacaciones familiares, de manera repentina, llegó una convocatoria urgente a Tandil y, en menos de una semana, estaba pisando, por primera vez, el Viejo Mundo, lo hacía junto a otros oficiales compañeros de escuadrón.
Mirage M-IIIEE –Ala 11
Fue un viaje largo viaje arribando a barajas cuando finalizaba el invierno ibérico. El motivo de tan distinguida visita, era volar junto a los pilotos españoles y examinar a los M-IIIEE, los que operaban en el Ala 11 en Manises-Valencia. Debíamos evaluar el estado del material, ante una posible compra.
Éramos como un español más
Arribamos en un fresco enero del año 1992. La integración a las huestes cazadoras del Ejército del Aire fue concretada y cimentada a una velocidad más que supersónica. Nos encontramos con un grupo de buenas personas y mejores profesionales. Esas virtudes nos facilitaron una disfrutable y fuerte unión. A diario, compartimos una variada cantidad de actividades operativas, muy productivas por cierto, en compañía de unos cazadores muy “majos” (como lo expresan ellos). Verdaderos amigos, con quienes hubo un “feeling” total. Fue todo una relación fantástica, dentro y fuera de la base. Se disputaban por invitarnos a sus hogares, lugares acogedores adonde llegamos a compartir con sus familias momentos memorables.
Pero hubo algo que nos tocó en lo más profundo del alma y que nunca olvidaremos: el respeto y la admiración por la actuación de la Fuerza Aérea Argentina en la lucha por las Islas Malvinas, detalle que estrechó aún más la recíproca relación que forjamos en tan corto lapso.
Una vista que reconfortaba
Todas las mañanas, salíamos a volar transitando una plataforma abarrotada de M-IIIEE. Nos esperaban impecables, expuestos en una larga hilera perfectamente alineados con las toberas apuntando a la pista.
Sin perder tiempo, nos adaptaron y habilitaron de inmediato volando en biplazas para volar sobre tierras españolas.
Estas “Planchetas” (como llamaban al Mirage III en España), tenían sólo algunas pocas diferencias con respecto a nuestro M-IIIEA gaucho. Disponía de un navegador doppler asociado a una antena o “radomo” color blanco ubicado debajo del cockpit; además, contaba como ayuda para la navegación, con un equipo TACAN, que es nada más y nada menos, que un VOR de uso militar. Para comunicarnos, utilizábamos equipos de radio UHF, ideales para enlaces tácticos.
Amigos y, a la vez, hermanos
La relación con los pilotos (desde el jefe de la unidad, hasta el oficial más joven) era más que cordial. Todos estaban pendientes de los cuatro oficiales argentinos.
El jefe de operaciones nos preguntaba el día anterior:
— ¿Qué tema deseáis volar?
Y, sin frotar ninguna lámpara de Aladino; sino, solamente con buena predisposición y a la carta, al otro día, cumplíamos nuestro deseo operativo, en un entorno aeronáutico que se presentó como ideal.
Navegamos por toda España y cumplimos numerosos vuelos de combate aéreo, junto a pilotos de esa nacionalidad o entre argentinos. La confianza era mutua y total.
Por lo general, a los cazadores nos apasiona el combate aéreo, y aquí sucedía algo inédito: podíamos pactar enfrentamientos con aviones de cualquier ala del Ejército del Aire. Todo era muy sencillo. Nuestros camaradas transformaban lo imposible en factible.
Elegíamos el avión contra el que queríamos enfrentarnos, y el oficial de operaciones, un pingazo con todas las letras, se encargaba de cristalizar ese deseo. Coordinaba la actividad con el Ala que correspondía, confirmaba la contienda; y al día siguiente, dicho enfrentamiento solicitado estaba plasmado en el plan de vuelo.
Combatimos contra el Mirage F-1M, EF-18 Hornet y AV-8S Harrier. Realmente, no lo podíamos creer. ¡Nos pellizcábamos a diario, para darnos cuenta de que era verdad lo que estábamos viviendo!
La cuna de la gloriosa aviación de caza española
Éramos parte de una de las bases más emblemáticas del ejército del aire español, el “Ala 11”, conocida también por el famoso lema: “VISTA, SUERTE Y AL TORO” (una frase de neto corte español). Son tres palabras totalmente identificadas con la aviación de caza. Simbolizan actitud y valentía en un piloto de combate, al localizar a la presa para hacerla suya o terminar con ella. Este famoso lema fue adoptado por el piloto y prócer aeronáutico español: “García Morato”. Palabras de un significado especial para sus pares, que están contenidas en su obra: “Guerra en el Aire”:
Fue durante el primer período de la guerra cuando mi escuadrilla obtuvo el lema de: "Vista, suerte y al toro". Ocurrió del siguiente modo. Un aviador, perteneciente a otro grupo, no hacía más que pedirme que le permitiera pasar al nuestro. Bromeando, le dije que no se lo permitiría hasta que averiguase cuál era nuestro lema, ya que por no tener ninguno, tenía la seguridad de que no podría averiguarlo. Día tras día, fue pasando de un piloto a otro, preguntando a todos por mi lema. Por fin, alguien, cansado de sus preguntas incesantes le dijo, con gran secreto, que el lema era: "VISTA, SUERTE Y AL TORO". Aquella noche, el piloto en cuestión vino a mí con una expresión radiante en la cara, exclamando: "Volaré con usted, ya conozco su lema". Le pregunté cuál era, y al decírmelo, me gustó tanto, que no sólo le acepté como piloto de mi escuadrilla, sino que también adopté aquella frase como lema de ella. Estaba de acuerdo con nuestra profesión. Era una frase usada por los toreros al entrar en el ruedo para afrontar la inseguridad que se aproximaba. Nunca sabían si saldrían de allí con vida. Mucho dependía de su suerte, de su vista y de su decisión. Nosotros, los pilotos, teníamos que afrontar una situación similar. Así es como la leyenda, a finales de diciembre de 1936, pasó a completar el emblema de la original patrulla aérea que pronto se convirtió en escuadrilla, después en grupo y terminó siendo la escuadra de caza española por excelencia.
Llegó la despedida
Luego de tres meses muy intensos nos despedimos de nuestros amigos españoles. Días en abundaron las enseñanzas y la buena convivencia. Junto a ellos compartimos adiestramos para estar mejor preparados por si la Patria nos llama. Unos, bajo los colores de la rojigualda: amarilla y roja; nosotros, representando con honor a la gloriosa celeste y blanca.






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